CIUDAD DEL VATICANO, domingo, 13 marzo 2005 (ZENIT.org).- Juan Pablo II, quien pronunció este domingo sus primeras palabras en un encuentro público, dieciocho días después de ser sometido a la traqueotomía, ha regresado a casa.
El Santo Padre llegó al Vaticano a bordo de un coche monovolumen, sentado junto al conductor, cuando caía la noche sobre Roma, en torno a las 18.36 horas. Una cámara de televisión colocada dentro del automóvil permitió verle saludando a los romanos que encontraba a su camino durante el trayecto.
El anuncio de la salida del Policlínico Agostino Gemelli fue dado por Joaquín Navarro-Valls, director de la Oficina de Prensa de la Santa Sede, quien en un comunicado explicó que «El Santo Padre, de acuerdo con los médicos que le atienden, regresará al Vaticano esta tarde, donde continuará su convalecencia».
Poco antes, tras el rezo de la oración mariana del Ángelus, el Papa se había asomado a la ventana de su habitación para pronunciar un breve saludo a los peregrinos congregados en el exterior del hospital.
«Queridos hermanos y hermanas, gracias por vuestra visita», afirmó el pontífice con voz bastante clara sentando en su sillón. «Bienvendida Wadowice. Saludo a los Legionarios de Cristo», añadió antes de desear «a todos un feliz domingo y una buena semana».
Las palabras del pontífice fueron acogidas con muchos aplausos y algunas lágrimas entre los centenares de peregrinos presentes, que no estaban seguros de poder escuchar su voz ya en esta ocasión.
Wadowice es la ciudad natal de Karol Wojtyla. Le escuchaban en el hospital unos cincuenta paisanos, llegados junto a la alcaldesa, Eva Filipak, para traer al Papa en el hospital productos tradicionales polacos y un álbum de fotos con imágenes de su ciudad.
En el exterior del Gemelli, también se estaban presentes unos cuatrocientos sacerdotes y seminaristas Legionarios de Cristo, congregación religiosa fundada por el padre Marcial Maciel.
El Papa, que estaba acompañado por el cardenal Angelo Sodano, secretario de Estado, y por el rector de la Universidad Católica del Sagrado Corazón, a la que pertenece el «Gemelli», Lorenzo Ornaghi, abrió los brazos como queriendo abrazar a los peregrinos, demostrando aspecto mejorado.
Su voz era más clara y fuerte que la que se pudo escuchar con dificultad el viernes pasado en un vídeo grabado por el Centro Televisivo Vaticano, al presidir la misa en la pequeña capilla del décimo piso del Gemelli.
Como en los dos domingos precedentes, el arzobispo argentino Leonardo Sandri, sustituto de la Secretaría de Estado, leyó el mensaje que el Papa había preparado para este domingo, dirigió el Ángelus y, en nombre del mismo pontífice, impartió la bendición apostólica desde la plaza de San Pedro del Vaticano.
La alocución pontificia agradeció el «apreciado servicio» que realizan los profesionales de los medios de comunicación, «gracias al cual, los fieles en todas las partes del mundo pueden sentirme más cerca y acompañarme con el afecto y la oración», y reconoció la importancia de instrumentos como la radio, la televisión e Internet para la evangelización.
El mensaje del Papa leído por el arzobispo Sandri concluyó invitando a los jóvenes a participar el próximo Domingo de Ramos en el Vaticano, jornada que se enmarcará en la preparación para la Jornada Mundial de la Juventud, programada en Colonia (Alemania) del 15 al 21 de agosto.