BILBAO, lunes, 14 marzo 2005 (ZENIT.org-Veritas).- El nuevo presidente de la Conferencia Episcopal Española considera que la cordialidad es la forma para resolver las diferencias entre el gobierno español y los católicos, según aclaró este lunes en un encuentro con los medios.
Monseñor Ricardo Blázquez, obispo de Bilbao, convocó una rueda de prensa para responder a «las numerosas peticiones de entrevistas» recibidas desde su elección y abordar cuestiones como los retos de su nuevo cargo, los jóvenes o la inmigración.
Monseñor Blázquez aclaró, sobre su nueva etapa como presidente, que «el asumir la presidencia de la Conferencia Episcopal no comporta el cambio de ser», y que aunque cambien las personas, el programa no cambia porque «es el que nosotros hemos recibido del Señor».
El prelado reveló que recibió «inmediatamente» la felicitación del presidente de Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, «que agradezco profundamente y también de otros miembros del gabinete», y confirmó que «pronto» habrá un encuentro con el ejecutivo, aunque no cree probable que sea antes de la Pascua.
Respecto a las relaciones de la Conferencia con el Gobierno, el obispo recordó el pasado encuentro entre la vicepresidenta primera del gobierno, María Teresa Fernández de la Vega, y el vicepresidente de la Conferencia Episcopal, monseñor Fernando Sebastián, caracterizado por «un tono de gran cordialidad».
«Yo quiero que esta cordialidad continúe, porque es la forma de resolver los posibles problemas: buscando todos juntos sinceramente la solución más razonable, que al final es para bien de nuestra sociedad y de nuestro pueblo. Si se establece una comisión de diálogo, se irán tratando sucesivamente las diversas cuestiones».
Afirmó también haber recibido la felicitación del Lehendakari del gobierno vasco, Juan Jose Ibarretxe. «Yo agradezco a todos su felicitación», añadió. «Como dije al principio, yo he querido ser siempre obispo de todos y para todos. Es verdad que hubo diferencias iniciales que poco a poco fueron serenándose. No he encontrado después, en absoluto, ningún rechazo. Poco a poco diócesis y obispo caminando juntos, fuimos encontrando la vía del trabajo conjunto y concorde».
Monseñor Blázquez afirmó que los retos que enfrenta la Iglesia en España son los mismos que en otros países occidentales: «son retos que aparecieron de una manera muy clara en la segunda asamblea especial del sínodo de los obispos para Europa», de los cuales el más importante es «el camino del Evangelio en nuestro tiempo. Es la actualización de una cultura profundamente cambiada, del mensaje que la Iglesia tiene que transmitir».
Otro de los desafíos importantes, según el presidente de la Conferencia Episcopal, es el de la inmigración: «queremos acoger a los inmigrantes en la Iglesia colaborando en los servicios sociales que podamos, y, también, si son cristianos acogiéndolos en nuestras comunidades y a todos respetándolos en su propia religión», explicó.
Aunque declinó entrar en cuestiones de carácter más político, sí aludió a la situación del País Vasco: «siempre, desde el ministerio episcopal, hemos estado preocupados profundamente por la paz en nuestro pueblo, porque es la paz de todos nosotros. Y es también la liberación de muchas amenazas y de muchos peligros. Siempre desde nuestro ministerio episcopal. Y con esta actitud continuamos».
«Lo que quiero expresar como un deseo es que nuestra sociedad encuentre definitivamente la superación de la violencia terrorista, la seguridad para todos, el trabajo conjunto y esperanzado para que la esperanza brote, se fortalezca en cada uno de nosotros y en la sociedad entera», afirmó.
Sobre las víctimas del terrorismo, el prelado recordó que »ya en Navidades de 1998, en un mensaje para Navidad, entre otros puntos pedíamos perdón si el servicio pastoral de nuestra diócesis no había estado tan cerca como las víctimas justamente hubieran esperado».
Sobre la necesidad de la evangelización, afirmó que «Dios también tiene que ver con nuestra generación, claro que sí. Dios también ha enviado a su Hijo a esta generación. Y es una palabra que nos salva que tiene la capacidad de salvarnos. Estoy convencido, y también como persona y teniendo en cuenta mi observación de la humanidad: al hombre le viene muy bien creer en Dios. Cuando no se cree en Dios fácilmente se cree en muchos ídolos, le viene al hombre muy bien creer en Dios».
Sobre las encuestas recientemente publicadas que muestran la desafección de los jóvenes hacia la Iglesia, reconoció que «este tipo de sondeos nos inquietan y significan para nosotros un desafío», y añadió que «la Iglesia es el hogar de todos, también de los jóvenes. Que vengan, que participen, que nos ayuden a todos a encontrar los caminos más adecuados del Evangelio en nuestro tiempo. Los queremos».
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Mar 14, 2005 00:00