CASTEL GANDOLFO, jueves, 5 mayo 2005 (ZENIT.org).- El Papa Benedicto XVI dirigió unas palabras espontáneas e impartió su bendición a las personas que en la tarde de este jueves se habían reunido junto al palacio apostólico de Castel Gandolfo, a donde había llegado en su primera visita fuera de Roma.
«He venido hoy para encontrarme con vosotros por primera vez, queridos amigos de Castel Gandolfo. Gracias por vuestra presencia y cordialidad», dijo el Papa.
«He venido a tomar contacto con el palacio apostólico de Castel Gandolfo, donde si Dios quiere pienso transcurrir los meses del verano», afirmó
El encuentro se caracterizó por la espontaneidad y sobriedad.
El Papa llegó en un helicóptero de la Aeronáutica Militar Italiana, acompañado del sustituto de la Secretaría de Estado, el arzobispo argentino Leonardo Sandri y del prefecto de la Casa Pontificia, el arzobispo estadounidense James Harvey.
Le esperaban monseñor Marcello Semeraro, obispo de Albano, diócesis local, y los cardenales Angelo Sodano, secretario de Estado y Edmund Casimir Szoka, presidente de la Comisión para el Gobierno de la Ciudad del Vaticano, del que dependen estas villas pontificias.
El Papa se encontró en el patio interior con los trabajadores de las Villas Pontificias. Tras el discurso de bienvenida del cardenal Szoka, Benedicto XVI dio gracias por el trabajo que permite que las villas «sean tan bellas como son, en cierto sentido, como el Creador había ideado en un primer momento la creación».
Después de haber bendecido a las personas reunidas en la plaza exterior al palacio apostólico, el Santo Padre visitó en privado los jardines de la residencia. Regresó a Roma en helicóptero.
La residencia de Castel Gandolfo, a unos 30 kilómetros de Roma, se encuentra junto al lago di Albano. Es residencia de los Papas desde el pontificado de Urbano VIII (1623-44).