El Papa agradece el servicio que prestan los Guardias Suizos

En el día en que prestaron juramento 31 nuevos reclutas

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CIUDAD DEL VATICANO, viernes, 6 mayo 2005 (ZENIT.org).- Benedicto XVI agradeció el servicio que prestan a la Santa Sede los Guardias Suizos en una audiencia que les concedió este viernes, día en el que 31 nuevos reclutas prestaron juramento.

«Vosotros acompañáis al sucesor de Pedro «paso tras paso» y garantizáis eficazmente su protección, de manera que sin preocupaciones por la seguridad de su propia persona pueda cumplir su propio servicio para la salvación de los hombres y el bien de los pueblos», reconoció el Papa ante los guardias, sus familiares y amigos.

La ceremonia de juramento de los Guardias Suizos tiene lugar todos los años el 6 de mayo, día en el que se celebra el aniversario de la defensa heroica del Papa Clemente VII por parte de los Guardias Suizos durante el saqueo de Roma por parte de las tropas de Carlos V, en 1527.

El Santo Padre, hablando en alemán, italiano y francés, ilustró los ideales de estos «guardias de cuerpo» del obispo de Roma: «solidez en la fe católica, estilo cristiano de vida convencido y convincente, fidelidad inquebrantable y profundo amor a la Iglesia y al vicario de Cristo, conciencia y perseverancia en el cumplimiento de las tareas grandes y pequeñas del servicio cotidiano, aliento y humildad, altruismo y humanidad».

El juramento de los nuevos reclutas tuvo lugar más tarde, a las 17.00, en el patio de San Dámaso del palacio apostólico del Vaticano, en presencia de miembros de la curia romana, representantes diplomáticos y autoridades civiles y religiosas de Suiza.

Los reclutas prestaron juramento en cuatro idiomas: 25 en alemán, 4 en francés, 1 en italiano y 1 en romance. Desde el comandante al nuevo alabardero, todos los 110 miembros del Cuerpo vistieron uniforme de gran gala.

El juramento comenzó con el capellán de la Guardia Suiza que pronunció estas palabras: «Juro servir con fidelidad, lealtad y honor al Supremo Pontífice Benedicto XVI y a sus legítimos sucesores y dedicarme a ellos con todas mis fuerzas, sacrificando incluso, si es necesario, mi propia vida para defenderlos. Asumo el mismo compromiso con el Sacro Colegio Cardenalicio en el caso de que la Sede esté vacante. Prometo además respeto, fidelidad y obediencia al capitán comandante y a mis superiores. ¡Lo Juro! ¡Que Dios y nuestros Santos Patronos me ayuden!».

A continuación, a cada recluta por el nombre propio y, en su lengua natal, confirmó el juramento.

La Guardia Suiza Pontificia fue fundada por Julio II en 1506 como un cuerpo estable, dependiente directamente de la Santa Sede y cuya misión principal era defender la persona del romano pontífice y el palacio apostólico.

La jornada había comenzado a las 7,30 con una Misa en la basílica vaticana, a la que asistieron los guardias suizos y sus familiares y amigos.

Más tarde, el arzobispo Leonardo Sandri, sustituto de la Secretaría de Estado, condecoró militarmente a los miembros del Cuerpo.

A continuación, el comandante de la guardia depositó una corona de laurel en el monumento del Patio de Honor, que conmemora a los guardias suizos muertos en combate.

Para formar parte de la Guardia Suiza es necesario ser católico, suizo, varón de edad inferior a los 30 años, soltero, de altura superior a 1,74 y tener título de escuela superior o diploma de formación profesional. Los candidatos deben haber estudiado en la escuela militar suiza. Tienen que vivir en el Vaticano y el plazo mínimo de servicio en el Cuerpo son dos años.

Al ver a los Guardias Suizos, al Papa le vino a la memoria lo que dijo durante la celebración litúrgica del inicio de su pontificado: «La Iglesia está viva. La Iglesia es joven. Lleva consigo el futuro del mundo y por eso, también muestra a cada uno de nosotros el camino hacia el futuro».

[Puede visitarse la página web de la Guardia Suiza en http://www.schweizergarde.org]

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ZENIT Staff

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