El Papa participa en la proyección de una película sobre Karol Wojtyla

Pide explicar a los jóvenes la inaudita violencia a la que puede llegar el desprecio del hombre

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CIUDAD DEL VATICANO, jueves, 19 mayo 2005 (ZENIT.org).- Tras revivir los horrores de la segunda guerra mundial con la proyección de una película sobre la vida de Karol Wojtyla, Benedicto XVI reconoció que es necesario explicar a los jóvenes la inaudita violencia a la que puede llegar el desprecio por el hombre.

La película «Karol, un hombre convertido en Papa», basada en un guión del periodista Gian Franco Svidercoschi, que recorre la vida de Juan Pablo II hasta su elección como obispo de Roma, fue proyectada en dos capítulos en la televisión italiana convirtiéndose en el programa más visto del mes de abril (Cf. Zenit, 16 de mayo de 2005).

La primera parte muestra lo que sucedió en Polonia bajo la ocupación nazi, ilustrando la represión sufrida por el pueblo polaco y el genocidio de los judíos.

La película fue proyectada ante miles de personas en el Aula Pablo VI del Vaticano.

«Se trata de crímenes atroces que muestran todo el mal que encerraba la ideología nazi –reconoció el Papa en un discurso pronunciado tras la proyección–. Conmocionado por tanto dolor y tanta violencia, el joven Karol decidió imprimir un giro a su propia vida, respondiendo a la llamada divina al sacerdocio».

«¿Cómo no leer a la luz de un providencial designio divino el hecho de que en la cátedra de Pedro le ha sucedido a un pontífice polaco un ciudadano de esa tierra, Alemania, en la que el régimen nazi pudo afirmarse con gran virulencia, atacando después a las naciones cercanas, entre ellas en particular a Polonia?», se preguntó el Papa Joseph Ratzinger.

«Estos dos Papas en su juventud –si bien en frentes opuestos y en situaciones diferentes– tuvieron que conocer la barbarie de la segunda guerra mundial y de la demente violencia de hombres contra hombres, de pueblos contra pueblos», afirmó.

El pontífice propuso el camino del perdón como medicina para superar el drama de los conflictos.

Recordó la carta de reconciliación que «en los últimos días del Concilio Vaticano II, aquí en Roma, los obispos polacos entregaron a los obispos alemanes», en la que se podían leer «aquellas famosas palabras que también hoy siguen resonando en nuestro espíritu: «perdonamos y pedimos perdón»».

«Nada puede mejorar el mundo si el mal no es superado, y el mal sólo puede superarse con el perdón», afirmó.

«Que la común y sincera condena del nazismo, así como del comunismo ateo, sea para todos prenda para construir sobre el perdón la reconciliación y la paz», concluyó.

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ZENIT Staff

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