CIUDAD DEL VATICANO, sábado, 21 mayo 2005 (ZENIT.org).- Uno de los primeros actos públicos de Benedicto XVI fue una alocución a los representantes de los medios de comunicación en Roma el 23 de abril. Tras agradecerles todos sus esfuerzos por cubrir la muerte de Juan Pablo II y el cónclave, el Papa observaba: «Son maravillosas y extraordinarias las posibilidades que nos brindan los modernos medios de comunicación».
El Pontífice expresó su deseo de seguir el «diálogo fructuoso» con los medios comenzado por Juan Pablo II. Pero Benedicto XVI también tenía algunas recomendaciones que hacer a quienes trabajan en las comunicaciones.
Precisando que los instrumentos de comunicación social deberían contribuir al bien común, sugería que también es necesario considerar su influencia sobre la conciencia y mentalidad de los individuos. El Papa recomendaba que quienes trabajan en este campo tienen que tener en cuenta su responsabilidad ética, «particularmente por lo que respecta a la búsqueda sincera de la verdad, así como a la defensa del carácter central y de la dignidad de la persona».
El Papa volvió al tema de los medios hace dos domingos, cuando la Iglesia celebró el Día Mundial de las Comunicaciones. En su mensaje leído antes del Regina Coeli, Benedicto XVI observó una vez más el gran poder que tienen los medios, y también precisó la necesidad de utilizar este potencial de manera responsable.
Cobertura de la religión por parte de los medios
Un estudio publicado en Estados Unidos poco después de la muerte de Juan Pablo II observaba algunos defectos en la forma en que los medios habían dado cobertura a los temas religiosos durantes los meses precedentes. «La Religión en las Noticias de Televisión: todavía reina la Ortodoxia Secular» fue publicado por el Centro de Investigación de Medios el 28 de marzo.
Tim Graham y Ken Shepherd, autores de la publicación, analizaron las noticias de religión en ABC, CBS y NBC del 1 de marzo de 2004 hasta el 28 de febrero de 2005. Hubo 648 noticias de religión en este periodo, por debajo de las 705 del año anterior. Pero una gran parte del material salió el último mes, debido al empeoramiento de salud de Juan Pablo II.
La Iglesia católica recibió la mayor parte de la cobertura entre las religiones, observaba el estudio. Pero, añadían los autores, los reporteros trataron los temas religiosos desde una perspectiva muy secular y política, especialmente en el tema de si se negaría o no la comunión al candidato presidencial John Kerry por su postura pro abortista. Según Graham y Shepherd los reportajes de televisión sobre este tema no sólo fallaron a la hora de explicar adecuadamente las normas de la Iglesia que rigen la Eucaristía, sino que distorsionaron a los obispos sobre el tema.
Otro punto planteado en el estudio fue que las noticias de televisión suelen ignorar temas que la Religion Newswriters Association considera que son los temas importantes del año. Por ejemplo, las cadenas apenas tocaron el proceso eclesiástico de dos ministras metodistas lesbianas. Y sólo la NBC informó del éxito de algunos ministros cristianos que llegaron a las listas de libros más vendidos.
El informe hacía algunas recomendaciones sobre cómo deberían mejorar los medios su cobertura de la religión. Para empezar, los canales de televisión necesitan emplear a reporteros de religión. Actualmente ninguna de las cadenas analizadas tiene un especialista en religión.
Además, Graham y Shepherd recomendaban que los reportajes no tocasen los temas desde una perspectiva exclusivamente secular y política. Y también apuntaban que cuando los programas de televisión entrevisten a expertos en religión deberían ser más equilibrados en su selección, en lugar de reunir sólo a aquellos que exponen las ideas liberales.
Críticas a los medios británicos
En Gran Bretaña, la cobertura de la religión por parte de la BBC fue puesta bajo revisión interna. Ha habido dos recientes informes sobre la calidad de las cobertura de sus medios, junto con los datos que muestran que las horas dedicadas a la religión por la BBC 1 bajaron el pasado año, informó el 9 de mayo la emisora.
Un grupo de trabajo encabezado por el director general de la BBC, Mark Thompson, y su equipo de regidores examinarán ahora el tema. Según un artículo del día 9, un informe reciente de un equipo de trabajo independiente encontró que algunos grupos religiosos habían expresado su preocupación por «la cobertura ocasional, negativa e inadecuada», que mostraba una «ignorancia de los temas clave». Asimismo, algunos sienten que las figuras religiosas son presentadas en forma de estereotipos en algunos de los programas dramáticos.
También el 9 de mayo, el director de la Oficina de Medios Católicos de Escocia, Peter Kearney, hizo pública una declaración criticando la inactividad del organismo regulador británico, Ofcom, a la hora de condenar un programa de radio de la BBC emitido el día 6 de noviembre. El programa de fútbol con llamadas telefónicas, explicaba Karney, leyó un mensaje que mostraba «una referencia profana e irrespetuosa a la Eucaristía».
La Iglesia anglicana también ha hecho críticas, informaba el periódico británico Guardian el 28 de marzo. El obispo anglicano de Norwich, Graham James, que preside el comité interreligioso constituido para asesorar a la BBC, dijo que algunos programas recientes de espectáculos eran ofensivos para los cristianos.
La emisión en enero del programa «Jerry Springer – The Opera», recibió 50.000 quejas. Y el obispo dijo que el programa «The Vicar of Dibley» había sido incluso más ofensivo que la emisión de Springer.
En sus manifestaciones al Guardian, el obispo James declaró que una «mentalidad secular y liberal» dominaba los medios británicos en general a la hora de dar cobertura a la religión. También afirmó que los medios necesitan mejorar la calidad de sus programas. «La religión es uno de los grandes fenómenos del mundo para millones y millones, y sin embargo se hace una emisión religiosa sosa», decía el prelado anglicano. El Guardian también observaba que otra emisora de televisión, ITV, ha recortado a la mitad sus emisiones religiosas.
No obstante, no todas las noticias son negativas. Una nota de prensa del 3 de mayo de la Iglesia católica elogiaba una serie en tres partes que se emitirá en la BBC 2, llamada «El Monasterio». Filmada en la abadía de Worth, en West Sussex, el programa sigue a cinco hombres que han vivido junto a los 22 monjes católicos. Durante sus 40 días en el monasterio, los hombres intentaron seguir la regla benedictina.
Según un artículo del 30 de abril en el Telegraph, uno de los participantes, Tony Burke, entró en el lugar como ateo, pero al final se convirtió en creyente y dejó su trabajo de producción de trailers para una línea de chat de sexo, tras haber tenido lo que él describe como una «experiencia religiosa».
Otro miembro del grupo, Peter Gruffydd recuperó su fe que había perdido en la juventud. Y Nick Buxton, un estudiante de Cambridge, anticipó su decisión de convertirse en sacerdote anglicano.
Lograr dar el mensaje
En una entrevista publicada el 30 de noviembre por el Financial Times, Mons. John Foley, presidente del Pontificio Consejo para las Comunicaciones Sociales, comentaba que: «Uno de los mayores desafíos de hoy es lograr que nuestro mensaje llegue a los medios de comunicación».
También observaba que en el Reino Unido y otros mercados el cambio a un sistema de emisión totalmente digital, donde la mayoría de los espectadores tendrán acceso a muchos más canales, el contenido de las normas probablemente se relaje, lo que hará con toda probabilidad más difícil que las Iglesias establecidas consigan emitir su mensaje. Al mismo tiempo, Mons. Foley afirmaba que la Iglesia católica necesita manejar y util
izar los medios de modo más profesional.
En su mensaje del Domingo 8 de mayo el Papa comentaba que los medios «pueden favorecer el conocimiento recíproco y el diálogo, o, al contrario, alimentar los prejuicios y el desprecio entre las personas y entre los pueblos; pueden contribuir a difundir la paz o a fomentar la violencia». Benedicto XVI recordaba a los medios la necesidad de respetar el bien común y la dignidad humana, y jugar un papel para «derribar las barreras de hostilidad que aún dividen a la humanidad». Una tarea que requiere aún mucho trabajo, como demuestran los hechos recientes.