CIUDAD DEL VATICANO, miércoles, 25 mayo 2005 (ZENIT.org).- En el «Día de África», Benedicto XVI lanzó un llamamiento a la comunidad internacional a comprometerse más intensamente en la solución de los problemas que afronta este continente.
La exhortación del pontífice resonó durante la audiencia general en la plaza de San Pedro del Vaticano, donde entre los 27.000 peregrinos presentes se encontraban jefes de Estado y de gobierno africanos.
Se trataba de Blaise Compaoré, presidente de Burkina Faso; de Amadou Toumani Toure, presidente de la República de Malí; y de Absalom Themaba Dlamini, primer ministro del Reino de Suazilandia, quienes estaban acompañados por sus esposas y séquito.
«Mi pensamiento y oraciones están con los queridos africanos», dijo el Papa al final de la audiencia hablando en inglés.
«Aliento a nuestras instituciones católicas a seguir prestando una atención generosa a sus necesidades, y espero y rezo para que la comunidad internacional se involucre cada vez más en los problemas del continente africano», concluyó.
La Organización de la Unión Africana (OUA) fue establecida el 25 de mayo de 1963 y por este motivo se escogió esta fecha como «Día de África».
África se está convirtiendo en una de las preocupaciones más evidentes de Benedicto XVI en este inicio de pontificado.
Así lo confesó el 13 de mayo, al encontrarse en la Basílica de San Juan de Letrán con los sacerdotes de la diócesis de Roma.
«África es un continente de grandísimas posibilidades, de una grandísima generosidad por parte de su gente, con una fe viva e impresionante, pero tenemos que confesar que Europa ha exportado, por desgracia, no sólo la fe en Cristo, sino también vicios», afirmó en esa ocasión.
Ya se ha reunido personalmente y en grupo con los obispos de Ruanda que han venido a Roma con motivo de su quinquenal visita «ad limina apostolorum», y en estos días lo está haciendo con los obispos de Burundi.
En su sensibilidad por África, sin duda ha tenido una influencia importante su viejo amigo y antiguo decano del Colegio cardenalicio, el cardenal Bernardin Gantin.
Tras la elección del nuevo Papa, antes de regresar a sus 83 años a Benin, donde se considera un «simple misionero», el purpurado se encontró el 28 de abril en audiencia privada con Benedicto XVI para ilustrarle los dramas de su continente y pedirle su ayuda.