CIUDAD DEL VATICANO, jueves, 19 mayo 2005 (ZENIT.org).- Benedicto XVI considera que la Unión Europea no puede ser sólo geográfica o económica, sino que ante todo debe basarse en los valores fundamentales de la dignidad trascendente del ser humano.

El pontífice abogó además por la integración de los países balcánicos, y en concreto de la antigua república yugoslava de Macedonia, al recibir este jueves las cartas credenciales del embajador de ese país, Bartolomej Kajtazi.

«¡Europa tiene necesidad de los países balcánicos y los países balcánicos tienen necesidad de Europa! --afirmó el Papa hablando en inglés--. La entrada en la Comunidad Europa no debería ser entendida, sin embargo, como una simple panacea para afrontar las dificultades económicas».

«En el proceso de expansión de la Unión Europea es de capital importancia recordar que adolecerá de significado si se reduce a meras dimensiones geográficas y económicas», subrayó.

Más bien, la unión debe consistir, reconoció, «ante todo en una concordia sobre los valores, que se exprese en el derecho y en la vida».

«Esto exige de cada estado un adecuado ordenamiento de la sociedad que recupere con creatividad el alma de Europa, forjada con la decisiva contribución del cristianismo y que pueden sintetizarse en la afirmación de la dignidad trascendente de la persona humana, del valor de la razón, de la libertad, de la democracia, del Estado de Derecho».

El Papa alentó al representante de Skopje a seguir promoviendo el objetivo de «asegurar la coherencia social y la estabilidad».

Para esto, reconoció, se necesita «la protección de derechos humanos, incluidos los de las minorías étnicas y religiosas, la práctica responsable y transparente del gobierno, y el respeto de la ley y el derecho con un sistema judicial imparcial y una fuerzas de policía honestas». En Macedonia, un 25,2% de la población es de etnia albanesa.