Caritas lucha contra el hambre y la desnutrición en Eritrea

CIUDAD DEL VATICANO, lunes, 22 agosto 2005 (ZENIT.org).- Se estima que 2,33 millones de personas en Eritrea –más de la mitad de la población del país– son vulnerables a la desnutrición, el hambre, la pobreza y las enfermedades, y necesitan ayuda alimentaria, según informa el Secretariado Católico de Eritrea (Eritrean Catholic Secretariat – ErCS), miembro de la red Caritas.

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Caritas Internationalis responde a la petición de 1,72 millones de dólares estadounidenses para cubrir las necesidades alimentarias del sector más vulnerable de la población: menores de cinco años, mujeres embarazas y madres lactantes, mujeres con carencias nutricionales y en edad fértil, ancianos y enfermos crónicos.

El país no sólo se está recuperando todavía del conflicto fronterizo con Etiopía, que obligó al desplazamiento de decenas de millares de eritreos y desestabilizó la economía, sino que también está sufriendo una grave sequía. En los últimos años, las lluvias registradas han sido escasas e insuficientes para los cultivos y, como consecuencia, se ha generalizado la situación de inseguridad alimentaría. Algunos informes señalan que en la última cosecha de cereales se registró una reducción del 20%, o sea, casi un 47% por debajo de la media de los últimos 12 años. Con la terrible sequía, se han registrado pérdidas también en el ganado, y ello amenaza el sustento de numeroso eritreos. Este año, el país está sufriendo la peor sequía de los últimos diez años.

Según fuentes del ErCS, asciende a 2,33 millones el número de personas afectadas por la sequía, y de ellas unas 600.000 tienen un acceso reducido o ningún acceso en absoluto a los sistemas de distribución de alimentos. Además, el 30% de los niños afectados por la sequía no reciben alimentos. Por otra parte, es necesario añadir a la escasez de agua y los problemas de saneamiento, daños de infraestructura y precarias condiciones de vida de los desplazados internos, y de quienes regresan a sus hogares – la mayoría de ellos tienen como cabeza de familia una mujer. La situación es realmente gravísima.

El índice de desnutrición del país está aumentando a una velocidad alarmante, así como el de fallecimientos y enfermedades vinculadas al VIH/SIDA. El ErCS se ha comprometido a implementar y administrar programas alimentarios complementarios. Unas 35.000 personas, consideradas vulnerables, se han beneficiado de la distribución de DMK (alimentos mixtos reconstituyentes) y de aceite para cocinar. Mientras el ErCS se ocupa de la coordinación general de las actividades, la implementación se realiza a través de colaboradores y las oficinas diocesanas de Asmara, Karen y Barentu.

El ErCS ha conseguido importantes logros con su programa. Sin embargo, todavía queda mucho trabajo por hacer para conseguir reducir la desnutrición y el índice de mortalidad vinculado a ella, así como para mejorar el estado de nutrición general de gran número de la población. Así mismo, es necesario indicar que la implementación del programa afronta algunos obstáculos. Muchas personas vulnerables viven en la Zona de Seguridad Temporal (Temporary Security Zone – TSZ), una zona desmilitarizada que sirve de espacio-amortiguador entre Etiopía y Eritrea, mientras otras personas que necesitan ayuda se encuentran en las «lowlands», donde reina la inseguridad y viven en peligro a causa de las minas de tierra. No obstante estos retos, el ErCS sigue con sus esfuerzos para facilitar asistencia al mayor número posible de personas necesitadas del país, ayudándoles a mejorar su estado de salud.

Caritas Internationalis es una confederación de 162 organizaciones católicas de asistencia, desarrollo y servicio social, con presencia en más de 200 países y territorios.

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ZENIT Staff

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