MADRID, martes, 30 agosto 2005 (ZENIT.org).- Cuando Isidro Catela Marcos (Salamanca, 1972) fue nombrado director de la la Oficina de Información de la Conferencia Episcopal Española (CEE) no podía imaginarse que debería afrontar la cascada de acontecimientos que ha vivido la Iglesia en su país y el mundo.
Doctor en Ciencias de la Comunicación, hasta ese momento había sido director del programa religioso «Testimonio» de Televisión Española y profesor en la Universidad Pontificia de Salamanca.
En esta entrevista, este joven laico padre de familia hace un balance de la política de comunicación de los obispos españoles y analiza con Zenit las relaciones institucionales con el gobierno español.
–Su primer año como director de la Oficina de Información de la CEE ha sido movido, en muchos sentidos. ¿Qué es lo que más le ha entusiasmado?
–Catela: La relación y el encuentro con un montón de gente nueva que, siempre, te hace crecer tanto en lo profesional como en lo personal.
Los periodistas, en este sentido, somos unos privilegiados porque tenemos la posibilidad de conocer a mucha gente interesante. Vivir desde un puesto así momentos históricos como los que hemos vivido en este año es algo que te enriquece con tan sólo tener los ojos bien abiertos y parar un poco de vez en cuando para saborear todo lo bueno que te está pasando.
–¿Y lo que más le ha llevado dolores de cabeza?
–Catela: Digamos que la cabeza duele aunque sólo sea por trabajar mucho y estar 24 horas en tensión. Después de unos años dedicado por entero a la enseñanza universitaria he notado el cambio de ritmo y algunos desajustes lógicos hasta que te vas haciendo a la nueva realidad.
Pero los dolores son insignificantes comparados con los gozos. Además los dolores de cabeza casi siempre se pasan con una aspirina o con la sonrisa de tu familia al llegar a casa.
–Uno de sus objetivos era perfilar la comunicación institucional de la Iglesia. ¿Qué pasos se han dado?
–Catela: Había ya un trabajo hecho muy importante antes de que yo llegara. Este año he dedicado buena parte de mis esfuerzos al trabajo en equipo, a rodearme de buenos asesores, a conocer a los periodistas, a desarrollar unas buenas «relaciones públicas» y a potenciar la página web de la CEE.
Estoy muy contento con el trabajo realizado en momentos tan relevantes como la muerte del Papa, el cambio en la presidencia de la CEE, o la Jornada Mundial de la Juventud en Colonia. Vamos a seguir en esta línea mejorando las prestaciones que desde la Oficina se dan a los profesionales de la información.
–¿Cree que el hecho que usted sea laico y periodista es un elemento positivo, para su cargo?
–Catela: El hecho de que sea periodista claro que es positivo. El ser laico puede «estar bien visto» en determinados ámbitos, pero no garantiza nada. Para algunas cuestiones ayuda y para otras no tanto.
Lo importante es ser un profesional cualificado, vocacionado, generoso, entregado y con actitud de servicio. Y en esas estamos, aprendiendo… La comunicación del siglo XXI exige profesionalización, que en absoluto está reñida con una comunicación humana y cristiana.
–¿Como definiría las relaciones entre la CEE y el gobierno actual español?
–Catela A nivel institucional son muy correctas. El Gobierno ha manifestado de forma reiterada su intención de respetar los Acuerdos Iglesia-Estado y ese es el escenario que la CEE contempla.
En el nivel de las iniciativas políticas o de determinados programas de gobierno, los miembros de la CEE –como todos los ciudadanos– están en su derecho de discrepar y de ser una voz más (una voz cualificada para los católicos españoles) que intenta proponer sin imponer nada a nadie.