ESTOCOLMO, sábado, 10 septiembre 2005 (ZENIT.org).- Cerca de 200 millones de personas han consumido drogas en algún momento en los últimos doce meses. Éste ha sido uno de los descubrimientos presentados el 29 de junio en el Informe Mundial sobre Drogas 2005, publicado por la Oficina de Drogas y Crimen de Naciones Unidas (UNODC).
El informe de UNODC, que se sirve de datos hasta el 2003, estima que hay 160 millones de consumidores de marihuana. El número de quienes consumen anfetaminas y éxtasis, denominados en el informe consumidores ATS, es de 26 y 8 millones, respectivamente. El número de los consumidores de opio se estima en cerca de los 16 millones. El número de consumidores de cocaína es de casi 14 millones.
Aunque los países en los que se indica que aumentan los niveles de consumo de drogas siguen superando en número al de aquellos en los que se reduce, las proporciones han cambiado en los últimos años ligeramente en una dirección más positiva. En 2000, el 53% de los países constató un aumento del consumo de droga en 2000. La cifra luego disminuyó hasta tocar el 44% en 2003.
El informe observaba que ha descendido en todas partes el consumo de drogas sintéticas. El consumo de opio y heroína se ha estabilizado y ha empezado a descender en algunas de las principales naciones consumidoras como, por ejemplo, en Europa occidental. La tendencia hacia el consumo de cocaína ha perdido su ímpetu y ha comenzado ha descender en el primer país consumidor, Estados Unidos. Pero el consumo de marihuana se ha extendido.
Un lucrativo comercio
El informe de UNODC intenta estimar el valor monetario de la industria ilegal de las drogas. «El tamaño total de la industria ilegal de las drogas se sabe que es enorme», indica el informe. Pero su naturaleza clandestina hace difícil estimar su tamaño.
El valor del mercado mundial de drogas ilegales en 2003 se estimó en 13.000 millones de dólares en el momento de la producción, 94.000 millones de dólares en su venta al por mayor, y 322.000 millones de dólares en su venta al por menor. «Las ganancias de la droga suman el 0,9% de producto interior bruto del mundo», explicaba el director ejecutivo de UNODC, Antonio Costa, durante la presentación del informe en Estocolmo.
El informe calculaba que en 2003 la venta de drogas ilegales, medida en precios al por mayor, equivalía al 12% de valor de las exportaciones de productos químicos, y al 14% de las exportaciones agrícolas mundiales.
El mercado más grande, según estas estimaciones, es la hierba del cannabis (marihuana), con un mercado al por menor de 113.000 millones de dólares. Le sigue la cocaína, con 71.000 millones de dólares; los opiáceos, con 56.000 millones de dólares; y la resina de cannabis, con 29.000 millones de dólares. Los mercados ATS suman 44.000 millones de dólares. UNODC tiene motivos para tener certeza en cuanto a las estimaciones sobre opiáceos, cocaína y ATS, pero está lejos de tener certezas sobre el cannabis, especialmente de la hierba de cannabis, puesto que la información sobre la producción y el consumo de esta sustancia es sumamente contradictoria.
Los esfuerzos de las autoridades para combatir el tráfico de drogas han logrado algunos éxitos. Los 95 países que informaron al UNODC citaron un aumento multiplicado por cuatro del número de capturas de drogas entre 1985 y 2003.
Más de la mitad de estas capturas fueron de cannabis, cerca de un cuarto tuvieron que ver con opiáceos, y las anfetaminas sumaron otro 10%. En la última década, la principal tendencia significativa ha sido el aumento en el número de capturas de estimulantes del tipo de las anfetaminas. En 2003, sin embargo, esta tendencia se invirtió de modo pronunciado, principalmente como resultado del descenso de capturas de ATS en Tailandia como consecuencia de una gran caída en las drogas el año anterior.
La vista en Afganistán
En contraste, la proporción de capturas de opiáceos subió de modo significativo en el 2003. Esto refleja principalmente el renacimiento de la producción de opio en Afganistán y de más capturas en los países vecinos.
El informe calcula que cerca del 87% del opio de los mercados ilegales se produce en Afganistán. Esto ha compensado con mucho los grandes descensos de Myanmar (Birmania) y Laos en los últimos años.
De hecho, el informe comentaba que lo que ocurra en Afganistán determinará el tamaño y desarrollo de los principales mercados de opiáceos del mundo. Las cosas pueden mejorar el próximo año, puesto que, según el UNODC, el gobierno está consolidando de modo gradual su control sobre el país y sobre quienes están envueltos en el negocio del opio. Entretanto, la última cosecha de opio del país se encuentra todavía de camino a los mercados consumidores de Europa y otras regiones.
El número de personas adictas a los opiáceos, cerca de 16 millones, es más bajo que el de otras sustancias, pero el número de los que actualmente están siendo tratados por consumo de opiáceos (1.3 millones) es superior al de cualquier otra sustancia. Más del 60% de los tratamientos demandados en Europa y Asia tienen relación con el consumo de opiáceos.
La producción de cocaína subió a mediados de los noventa, alcanzando las 950 toneladas métricas en 1996. Desde entonces ha bajado de modo significativo, llegando a su punto más bajo de 674 toneladas métricas en 2003. En el año 2004, la producción de cocaína aumentó de modo marginal hasta las 687 toneladas métricas. A pesar de esto, al producción total queda en un 26% más baja que en 1999. El descenso en los últimos años se debe principalmente a los progresos hechos en Colombia. El aumento de 2004 se debió a la producción de más hoja de coca en Perú y Bolivia. Pero ambos países ya han hecho importante progresos cortando la producción de hoja de coca unos años antes y la producción es todavía más baja que en años precedentes.
En términos de consumo, el informe observaba que Europa es particularmente vulnerable, habiendo ya sufrido un crecimiento constante de sus mercados de cocaína en la última década. En 2003, 14 países europeos informaron de un aumento y 10, de una estabilización. Ni un solo país informó de un descenso en el consumo de cocaína. Un desafío particular, añadía UNODC, será controlar la extensión del crack proveniente de la cocaína: siete países europeos han informado de un aumento, nuevo tienen niveles estables mientras que, otra vez, ningún país europeo ha identificado algún descenso en 2003.
El cannabis sigue siendo la droga más ampliamente producida, traficada y consumida en el mundo. Todos los indicadores – producción, capturas y consumo – sugieren que el mercado a nivel mundial se está ampliando más. Según las opiniones de los expertos de diversos países, la mayoría de los países en el 2003 vieron como el consumo de cannabis aumentaba en vez de descender. El consumo entre estudiantes parece estar tras el aumento en Europa, aunque no en Estados Unidos y Australia.
Proteger la sociedad
No obstante, el director ejecutivo de UNODC, Antonio Costa, destacó la necesidad de mirar más allá de los datos. «Mirar el número o porcentaje de personas que consumen drogas no nos dice todo lo que necesitamos saber», decía en la presentación en Estocolmo. «Necesitamos un ‘escáner de cuerpo completo’, como se dice en medicina, que nos permita ver si es cierto, cómo y a través de dónde este cáncer está intentando invadir las instituciones humanas, sociales y económicas del mundo».
Y añadía: «El desafío hoy es luchar contra el crimen asociado con el tráfico, mientras protegemos también la salud de nuestra sociedad contra las drogas». Un ejemplo del daño creado por el consumo de drogas es su papel en la extensión del VIH/Sida. El método más común y mejor estudiado de transmisión es a través de jeringuillas contaminadas comparti
das por los consumidores.
Globalmente, se estima que del 5% al 10% de todas las infecciones del VIH se atribuyen al consumo de drogas. Pero incluso las drogas no inyectables, como la cocaína y los estimulantes del tipo de las anfetaminas, juegan un papel, puesto que suelen conducir a comportamientos sexuales de alto riesgo. El otro lado de las drogas tiene muchas facetas.