JAIPUR, lunes, 10 abril 2006 (ZENIT.org).- La Asamblea del Estado indio de Rajasthan aprobó el viernes la «ley anticonversión» anunciada, cuestionada por el posible perjuicio que acarreará a las minorías del país.
La Conferencia de los Obispos Católicos de la India (CBCI) dio noticia de esta aprobación apuntando que, como proyecto de ley, grupos a favor de los derechos humanos ya habían manifestado su desacuerdo precisamente calificándolo de «anti-minorías» (Zenit, 27 marzo 2006).
En Rajasthan los cristianos constituyen el 0,11% de una población formada por un 89% de hindúes y un 8% de musulmanes.
Para las autoridades, las actividades de conversión estaban creando problemas de ley y orden en el Estado –señala la nota de la CBCI–.
Denominada «Rajasthan Dharma Swatantraya Bill, 2006» (ley sobre Libertad Religiosa), la norma se orienta a la prohibición de conversiones realizadas a través de «la fuerza, o la seducción, o por medios fraudulentos».
Según el texto normativo, si hubiera alguna queja respecto a una conversión, el infractor puede ser detenido incluso antes de que se abra una investigación, y no se admite libertad bajo fianza.
La pena por la infracción oscila entre un mínimo de dos años de prisión a cinco años y una multa de 50.000 rupias (más de 1.100 dólares estadounidenses).
«La nueva ley no detendrá nuestra labor», afirmó el cardenal Telesphore Toppo, presidente del episcopado católico indio, a la agencia del Pontificio Instituto de Misiones Extranjeras (PIME) «Asianews».
Rajasthan «es el sexto Estado donde se aprueba una ley de este tipo. En los otros cinco, Madhya Pradesh, Orissa, Tamil Nadu, Gujarat y Chhattisgarh, nuestra misión no se ha detenido y nuestro testimonio no ha disminuido ni cambiado. ¿Por qué Rajasthan debería ser diferente?», preguntó el purpurado.
De acuerdo con el nuevo decreto de Rajasthan, la religión de una persona está determinada por la religión de su ascendientes, apunta la agencia del PIME.
«Nosotros no realizamos conversiones forzosas o fraudulentas», recalcó el cardenal Toppo.
«No infringimos los derechos de la persona humana; al contrario, la dignidad del hombre es fundamental en nuestra misión», añadió.
«El gobierno puede actuar como desee, pero nuestra labor prosigue –manifestó el purpurado–. Pueden aprobar cientos de leyes y decretos, pero esto servirá sólo para reforzar nuestra misión y nuestra vocación»
Arzobispo de Ranchi (Estado de Bihar), el prelado indio –reelegido recientemente presidente de la CBCI– es el primer purpurado «adivasi» o de etnia tribal en la historia de la Iglesia en su país. Es un Oraon, de la tribu Kurukh.
«Estoy orgulloso de ser indio, estoy orgulloso de nuestra Constitución que nos reconoce el derecho a poner en práctica nuestra fe y nuestra libertad de ser cristianos. Somos ciudadanos de una gran nación; ¿por qué debería preocuparme?», cuestionó.
«La libertad de elección está engarzada en nuestra Constitución –recordó–, y esto asegura el triunfo de la verdad».