Al final de la audiencia general de este miércoles, el Santo Padre hizo un llamamiento a los responsables de las naciones «para que con un esfuerzo conjunto se ponga toda energía al servicio de la paz, en el respeto de las exigencias del hombre y de la naturaleza».
Al dirigirse a los cincuenta mil peregrinos presentes en la plaza de San Pedro el Papa pidió seguir rezando «por las víctimas de una calamidad de una amplitud tan grande y por quienes lleven sus huellas en sus cuerpos».
Al mismo tiempo, expresó su aprecio «a las familias, a las asociaciones, a las administraciones civiles y a las comunidades cristianas que, en el transcurso de estos años, se han dedicado a acoger y curar a adultos y en especial a niños afectados por las consecuencias de aquel doloroso acontecimiento».
La central, cuya avería fue provocada por una conjunción de errores humanos, técnicos y de construcción, esparció hasta 200 toneladas de material fusible con una radiactividad equivalente a entre 100 y 500 bombas atómicas como la de Hiroshima, informa la agencia EFE.