Antes de dejar la plaza de San Pedro, el Papa saludó en particular a los jóvenes, a los enfermos y a los recién casados, que habían venido con sus trajes de bodas, para exhortarles a todos «a intensificar» esta oración, «especialmente en este mes de mayo, dedicado a la Madre de Dios».
«Queridos jóvenes –dijo–, os invito a valorar esta tradicional oración mariana que ayuda a comprender mejor los momentos centrales de la salvación realizada por Cristo».
«Queridos enfermos –añdió–, os exhorto a dirigiros con confianza a la Virgen, a través de este ejercicio de piedad, confiándole todas vuestras necesidades».
Por último, a los recién casados, les invitó a «hacer del rezo del Rosario en familia un momento de crecimiento espiritual bajo la mirada de la Virgen María».