CIUDAD DEL VATICANO, lunes, 22 mayo 2006 (ZENIT.org).- La reorganización de las parroquias que se estudia en algunas diócesis a causa de la falta de sacerdotes debe ser vista como una oportunidad de «renovación espiritual», considera Benedicto XVI.
Así lo explicó el Santo Padre al recibir este sábado en la quinquenal visita «ad limina apostolorum» a obispos de Canadá Atlántico, que, como él constató tras leer los informes de los prelados, están afrontando «la tarea delicada de la reorganización de las parroquias e incluso de las diócesis».
«Esto no se puede hacer nunca de manera apropiada con simples modelos sociales de reestructuración», pues «sin Cristo no podemos hacer nada».
«La oración nos arraiga en la verdad, recordándonos sin cesar la primacía de Cristo y, en unión con él, la primacía de la vida interior y de la santidad».
«Las parroquias son consideradas ante todo como casas y escuelas de comunión», añadió. «Por tanto, la reorganización de las parroquias es esencialmente un ejercicio de renovación espiritual».
«Esto exige una promoción pastoral de la santidad para que los fieles presten atención a la voluntad de Dios».
Este objetivo se realiza a través de una «pedagogía auténtica de la oración, introduciendo en la vida de los santos y en las múltiples formas de espiritualidad que embellecen y estimulan la vida de la Iglesia, por una participación regular en el Sacramento de la Reconciliación, y a través de una catequesis convincente sobre el domingo, como «día de la fe»».
«Estoy convencido de que un redescubrimiento de Jesucristo, Verbo hecho carne, nuestro Salvador, llevará una redescubrimiento de la identidad personal, social y cultural de los fieles», reconoció.
«En vez de confundir la diversidad y la complementariedad de carismas y de funciones de los ministros ordenados y de los fieles laicos, una identidad católica reforzada reavivará la pasión por la evangelización, que es propia de la vocación de todo creyente y de la naturaleza de la Iglesia», concluyó.