No es posible quitar del Evangelio las verdades incómodas, advierte el Papa

Al celebrar una multitudinaria misa en la Plaza Pilsudski de Varsovia

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VARSOVIA, viernes, 26 mayo 2006 (ZENIT.org).- Benedicto XVI alertó este viernes ante los intentos de quitar del Evangelio las verdades incómodas, durante la misa que presidió en la Plaza Pilsudski de Varsovia, ante unas 275.000 personas que desafiaron la intensa lluvia.

Con su acto más multitudinario en la capital polaca, el Santo Padre recordó los 27 años de aquella misa que Juan Pablo II celebró en ese mismo lugar, en su primera visita pastoral a su patria, y que suscitaría un movimiento espiritual de consecuencias decisivas para el bloque soviético.

El obispo de Roma dedicó su homilía a uno de los argumentos que le han apasionado durante toda su vida: la unión íntima entre el amor y la verdad.

«Muchos predicadores del Evangelio han dado la vida precisamente a causa de la fidelidad a la verdad de la palabra de Cristo», dijo el pontífice. Entre los presentes, no faltaban rostros de ancianos con arrugas y cabellos blancos a quienes su condición de cristianos les creaba serios problemas hace tan sólo veinte años.

Y sin embargo, denunció, «al igual que en los siglos pasados, también hoy hay personas o ambientes que, descuidando esta Tradición de siglos, querrían falsificar la palabra de Cristo y quitar del Evangelio las verdades que, según ellos, son demasiado incómodas para el mundo moderno».

«Se trata de dar la impresión de que todo es relativo», dijo retomando la preocupación que ya manifestó el cardenal Joseph Ratzinger al celebrar la misa de inicio del cónclave hace algo más de un año.

«Incluso las verdades de fe dependerían de la situación histórica y del juicio humano –siguió constatando–. Pero la Iglesia no puede acallar al Espíritu de Verdad»

«Todo cristiano está obligado a confrontar continuamente sus propias convicciones con los dictámenes del Evangelio y de la Tradición de la Iglesia en su compromiso por permanecer fiel a la palabra de Cristo, incluso cuando ésta es exigente y humanamente difícil de comprender», afirmó.

«No tenemos que caer en la tentación del relativismo o de la interpretación subjetiva y selectiva de las Sagradas Escrituras. Sólo la verdad íntegra nos puede abrir a la adhesión a Cristo, muerto y resucitado por nuestra salvación», aseguró.

La cruz de 25 metros de altura que destacaba en la plaza ayudó a los peregrinos a comprender la importancia de las palabras que estaban escuchando.

En la tarde, el Papa viajó en helicóptero a Czestochowa para visitar al santuario mariano de Jasna Gora y encontrarse con los religiosos y representantes de los movimientos. En la noche llegó a Cracovia, donde trascurrió la noche. Este sábado visitará Wadowice, ciudad natal de Juan Pablo II.

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ZENIT Staff

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