CRACOVIA, domingo, 28 mayo 2006 (ZENIT.org).- Benedicto XVI exhortó este sábado por la tarde a un millón de jóvenes polacos a no «tener miedo de apostar por Cristo», pues él es la roca sobre la que pueden cumplir sus sueños.
El encuentro tuvo lugar en el parque Blonie donde Juan Pablo II reunía a muchedumbres de polacos cuando, como Papa, regresaba a la ciudad de la que había sido arzobispo.
En una velada que recordó el ambiente de las Jornadas Mundiales de la Juventud, el Santo Padre invitó a los chicos y chicas a construir sus vidas sobre la «roca» por excelencia, Jesús.
«El miedo del fracaso puede detener incluso los sueños más bellos –reconoció–. Puede paralizar la voluntad y hacernos incapaces de creer que se puede haber una casa construida sobre roca».
«¡No tengáis miedo de apostar por Cristo!», aseguró. «¡Encended en vosotros el deseo de construir vuestra vida con Él y por Él! ».
Las dificultades no faltarán, les dijo. «Jesús es ignorado y ridiculizado; es proclamado rey del pasado, pero no del hoy y mucho menos del mañana, es arrinconado en el trastero de cuestiones y personas de las que no se debería hablar en alto y en público».
«Si en la construcción de la casa de vuestra vida os encontráis con quienes desprecian el fundamento sobre el que vosotros estáis construyendo vuestras vidas, ¡no es desalentéis! Una fe firme debe atravesar pruebas», dijo a los jóvenes.
«Nuestra fe en Jesucristo, para que permanezca como tal, con frecuencia debe confrontarse con la falta de fe de los demás», afirmó.
En particular, el Papa exhortó: «no os dejéis engañar por quienes quieren contraponer a Cristo con la Iglesia».
Recordando que Cristo llamó a Pedro, «la piedra» sobre la que construir la Iglesia, dijo evocando a Juan Pablo II, sucesor del pescador de Galilea como obispo de Roma: «Vosotros, queridos jóvenes, habéis conocido bien al Pedro de nuestros tiempos».
«Por ello, no olvidéis que ni el Pedro que está observando nuestro encuentro desde la ventana de Dios Padre, ni este Pedro [él mismo, ndr.], que ahora está ante vosotros, ni ningún Pedro sucesivo, estará contra vosotros».
«Por el contrario, comprometerá su corazón y sus dos manos para ayudaros a construir la vida sobre Cristo y con Cristo», dijo al concluir arrancando aplausos. El Papa tampoco escondió su alegría.
Tras el encuentro, el Papa regresó al arzobispado de Cracovia. En la noche, al igual que había hecho el viernes, retomando una tradición de Juan Pablo II, se asomó al balcón para saludar a los jóvenes, reunidos en torno a la que había sido durante años la casa del cardenal Karol Wojtyla.