CIUDAD DEL VATICANO, miércoles, 24 mayo 2006 (ZENIT.org).- Podrán ganar indulgencia plenaria todos los participantes del encuentro que, en la víspera de Pentecostés, el próximo 3 de junio, celebrará en la Plaza de San Pedro (del Vaticano) el Papa con los movimientos eclesiales y nuevas comunidades de todo el mundo.

Así lo ha establecido la Penitenciaría Apostólica, acogiendo la petición que hizo el presidente del Consejo Pontificio para los Laicos, el arzobispo Stanislaw Rylko.

De esta forma, se «amplía» la indulgencia plenaria ya prevista por el «Enchiridion Indulgentiarum» para la Solemnidad de Pentecostés.

La indulgencia plenaria se concede, según el Enchiridion, «al fiel que, en iglesia u oratorio, participe devotamente en el canto o en el rezo solemne del himno “Veni, Creator”... en la solemnidad de Pentecostés».

El prelado polaco pidió que todos los fieles que el próximo 3 de junio, víspera de Pentecostés, reunidos en torno al Vicario de Cristo, el Papa Benedicto XVI, participen en el Encuentro mundial de los Movimientos eclesiales y nuevas Comunidades, pudieran en esta ocasión obtener el don de la indulgencia plenaria.

Se confirma que tales fieles podrán ganar dicha indulgencia «aunque no puedan entrar en la Patriarcal Basílica Vaticana», según ha establecido la Penitenciaría Apostólica, cuya Declaración lleva la firma del cardenal Francis Stafford --penitenciario mayor--.

El documento recuerda que para ganar la indulgencia plenaria, aparte de realizar la obra específica --el rezo solemne o el canto del «Veni, Creator»--, se requiere «ánimo separado de cualquier pecado y cumplimiento de las condiciones acostumbradas (Confesión sacramental, Comunión eucarística y oración por las intenciones del Sumo Pontífice)».

El «Código de derecho canónico» (c. 992) y el «Catecismo de la Iglesia católica» (n. 1.471), definen: «La indulgencia es la remisión ante Dios de la pena temporal por los pecados, ya perdonados, en cuanto a la culpa, que un fiel dispuesto y cumpliendo determinadas condiciones consigue por mediación de la Iglesia, la cual, como administradora de la redención, distribuye y aplica con autoridad el tesoro de las satisfacciones de Cristo y de los santos».

«La indulgencia es parcial o plenaria según libere de la pena temporal debida por los pecados en parte o totalmente» --sigue--; «todo fiel puede lucrar para sí mismo o aplicar por los difuntos, a manera de sufragio, las indulgencias tanto parciales como plenarias».

El encuentro del 3 de junio (V. Zenit, 21 mayo 2006) es el segundo de estas características en la historia, después del que convocó Juan Pablo II en Pentecostés en 1998, al que respondieron con su presencia más de cien mil personas en la Plaza de San Pedro.

El Consejo Pontificio para los Laicos ha confirmado que responsables de un centenar de movimientos y comunidades eclesiales expresaron su gratitud al Santo Padre por la invitación y brindaron al dicasterio su disponibilidad para colaborar en la realización del evento.

Desde la convocatoria de Benedicto XVI, se puso en marcha una intensa colaboración de los movimientos y comunidades eclesiales con el citado Consejo Pontificio y se anunciaron grandes peregrinaciones procedentes de Italia y de otros países de las Comunidades Neocatecumenales, de Comunión y Liberación, de la Obra de María (Focolares) y de diversas realidades de la Renovación Carismática Católica.

Igualmente se adhirieron enseguida «y estarán presentes con sus respectivas peregrinaciones» muchos otros, tales como Regnum Christi, Cursillos de Cristiandad, la Comunidad de San Egidio, el movimiento de Schöenstatt, el Movimiento de Vida Cristiana, la Comunidad de Emmanuel, el Arca, Fe y Luz, y Talleres de Oración y Vida, según parte de la enumeración del dicasterio.

[Información adicional y programa del encuentro en www.laici.org]