El sistema de inmigración en Estados Unidos, «seriamente deteriorado»

El presidente la Conferencia Episcopal exige al gobierno una reforma integral y humanitaria

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LOS ÁNGELES, domingo, 18 junio 2006 (ZENIT.orgEl Observador).- Al tomar la palabra durante el encuentro de verano sostenido estos día en Los Ángeles, California, el presidente de la Conferencia de los Obispos Católicos de Estados Unidos, monseñor William Skylstad, urgió a los líderes del Congreso de su país a erigir una reforma migratoria justa, humana e integral.

El también obispo de Spokane señaló que «cada día en nuestras parroquias, programas de servicio social, hospitales y escuelas, somos testigos de las consecuencias humanas de un sistema migratorio seriamente deteriorado: las familias están divididas, los inmigrantes son explotados, sufren abusos por las redes de traficantes y en algunas ocasiones mujeres, hombres y niños que intentaban llegar a Estados Unidos en busca de una vida mejor, perecen en nuestros desiertos y en nuestros mares».

«Por ese tipo de realidades, nosotros creemos que el status quo de la cuestión migratoria es moralmente inaceptable y debe cambiar», dijo monseñor Skylstad, haciendo eco de las voces de los obispos estadounidenses reunidos en Los Ángeles, ciudad que representa la insignia de la inmigración hispana.

En su intervención, el presidente de la USCCB reconoció que la inmigración es un tema que involucra de manera emocional a la opinión pública estadounidense, incluyendo a los católicos. Es un reto, sin embargo «al que nuestra nación tiene que enfrentarse hoy mismo».

«El impacto en la dignidad de la persona humana de nuestro actual sistema migratorio hace que éste tenga que cambiar de manera urgente, tenga que proteger la dignidad de los inmigrantes y la vida humana», afirmó monseñor Skylstad.

«De parte de la Conferencia de los Obispos de Estados Unidos –subrayó su actual Presidente– continuaremos nuestro trabajo en la misma línea, con el Congreso y con el Presidente, para erigir una reforma migratoria integral, una legislación consistente con esos principios».

En la parte final de su intervención, monseñor Skylstad expresó que «las leyes migratorias justas y humanitarias, deben reflejar los valores de la seguridad, la oportunidad y la compasión, recordando que nuestra nación fue construida por los inmigrantes de todo el mundo».

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ZENIT Staff

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