LEÓN, miércoles, 21 junio 2006 (ZENIT.org-El Observador) Con motivo de la visita a México de las reliquias de Santa Margarita María Alacoque, confidente y apóstol del Corazón de Jesús, la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) en su 81ª Asamblea Ordinaria (24 a 28 de abril de 2006) aprobó la Renovación de la Consagración de la Nación Mexicana al Sagrado Corazón de Cristo Rey.
La Consagración ya había sido adoptada el 11 de octubre de 1924, durante el Primer Congreso Eucarístico Nacional, por los obispos mexicanos en pleno en la Catedral Metropolitana de la Ciudad de México, justamente cuando iniciaba el período más violento de la persecución religiosa en el país.
La renovación tendrá lugar en la Solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús, el viernes 23 de junio de 2006, en el Monumento Nacional a Cristo Rey, «El Cubilete», en Guanajuato, en el marco de una concelebración eucarística de los obispos de México, presidida por monseñor José Guadalupe Martín Rábago, obispo de León y presidente de la CEM, con la presencia de sacerdotes y laicos de todo el país.
La Consagración implica renovar, de raíz, la invocación de la protección a las familias, la sociedad y el pueblo de México al Sagrado Corazón de Jesús.
«El Cubilete», considerado el centro geográfico del país, es conocido como la Montaña de Cristo Rey, faro de quienes sufrieron la persecución religiosa en el país entre 1924 y 1940.
Posteriormente se convertiría en centro de reunión del catolicismo mexicano para recordar las invocaciones de «Viva Cristo Rey» y «Santa María de Guadalupe» con las que muchos combatientes «cristeros» entregaron su vida.
Los obispos que no puedan estar presentes en este acto solemne, que se efectúa una semana antes de las elecciones más reñidas de la historia de México, van a hacer la renovación en cada una de sus diócesis el domingo 25 de junio.
Publicamos el texto de la nueva Consagración
Conferencia del Episcopado Mexicano
RENOVACIÓN DE LA CONSAGRACIÓN DE LA NACIÓN MEXICANA
AL SAGRADO CORAZÓN DE CRISTO REY
SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS, CRISTO REY DE LA PAZ, llenos de júbilo venimos hoy a postrarnos ante Ti y gozosos te proclamamos, una vez más, Rey Eterno de la Nación Mexicana. Coronamos tu frente con una diadema de corazones mexicanos, para que rijas a tu pueblo amado. Eres Rey, así lo afirmaste en tu Pasión; eres Salvador, así te manifestaste en tu Resurrección; eres el Hijo del Padre, así te reconocemos en tu divinidad; eres la Fuente del Amor, así lo expresaste al morir por nosotros en la Cruz. México, siempre fiel, desea volver a entronizar tu Corazón en todos los hogares e implantarlo en la sociedad, para rendirte el homenaje que mereces como Rey y Señor del Universo.
Consagramos a tu Corazón esta Iglesia que peregrina en México, con sus Obispos, Presbíteros y Diáconos, Religiosos y Religiosas y Fieles laicos, y a las nuevas vocaciones sacerdotales y de vida consagrada, para que tengan una sólida formación en el seguimiento radical de tu Evangelio y en una generosa entrega para la salvación de sus hermanos, impulsados por una profunda vida espiritual.
Consagramos a tu Corazón amoroso esta Patria querida: a los Gobernantes, para que trabajen siempre por el bien común; a las Familias, para que forjen en las virtudes humanas y cristianas el corazón de las nuevas generaciones; a los indígenas y campesinos, obreros e inmigrantes, para que alcancen un mejor nivel de vida y un pleno respeto de su dignidad y sus derechos; a los Legisladores y a los profesionales de la salud, para que respeten y defiendan la vida desde su inicio en el seno materno hasta su conclusión natural; a los que se dedican a la educación, la cultura, el arte y los medios de comunicación social, para que contribuyan a un mejor y más armónico desarrollo de la sociedad difundiendo valores auténticos; a quienes logran avances científicos y tecnológicos, para que haciendo un uso responsable protejan la naturaleza que has creado y contribuyan al desarrollo integral de la persona y el fin trascendente del hombre; a los distintos constructores de la sociedad, para que promuevan los principios básicos para la convivencia: amor, verdad, justicia, libertad, paz, respeto, solidaridad; a los amigos y a los enemigos, para que reines en todos los habitantes de esta Nación. Te adoramos como fieles tuyos, te pertenecemos y estamos resueltos a defender tu Reino hasta que triunfe y sea exaltado, reverenciado y amado tu Sacratísimo Corazón, ofreciéndote gloria, amor y reparación.
CRISTO REY, desde la montaña consagrada a Ti, cura las heridas y enjuga las lágrimas de esta Patria, consagrada a nuestra Madre, Santa María de Guadalupe, estrella de la evangelización. Reina con el suavísimo cetro de tu misericordia y míranos con ojos benignos, extendiendo tus manos poderosas para bendecirnos y protegernos de las asechanzas del mal.
Y Tú, Redentor amoroso de la humanidad, atrae a tu Corazón a los pecadores, a los desorientados, especialmente a los jóvenes, engañados con falsas doctrinas que los alejan de Ti. Conserva la fe que hemos recibido de nuestros padres y que ha sido sellada con la sangre de nuestros Mártires y el ejemplo de nuestros Santos. Que tu Iglesia Santa y Católica pueda trabajar en auténtica libertad, para salvaguardar la dignidad humana de todos y ser un testimonio gozoso y humilde de tu resurrección y salvación.
Danos, por fin, una santa muerte e introdúcenos en la herida preciosa de tu Corazón para resucitar en Ti a la vida eterna del cielo.
Corazón Santo, Tú reinas ya. México tuyo, siempre será. ¡VIVA CRISTO REY y SANTA MARÍA DE GUADALUPE!
El Cubilete, viernes 23 de junio, 2006.
Por los Obispos de México:
+ José Guadalupe Martín Rábago, Obispo de León y Presidente de la Conferencia
del Episcopado Mexicano.
+ Carlos Aguiar Retes, Obispo de Texcoco, Secretario General de la CEM.
+ Rogelio Esquivel Medina, Obispo Auxiliar de México, Presidente del Comité
Organizador de la Consagración y de la Visita de las Reliquias de Santa Margarita María
Alacoque a México.