Ocho claves de lectura de la obra teológica de Joseph Ratzinger

Bruno Forte en el I Curso de Especialización en Información Religiosa

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ROMA, domingo, 25 junio 2006 (ZENIT.org).- Al clausurar el primer Curso de Especialización en Información Religiosa, organizado por la Universidad Pontificia de la Santa Cruz de Roma, monseñor Bruno Forte, arzobispo de Chieti-Vasto, presentó ocho claves de lectura de la obra teológica de Joseph Ratzinger.

El prelado, quien es también miembro de la Comisión Pontificia Internacional, comenzó su ponencia, el 17 de junio, presentando como primera clave un análisis del contexto histórico y cultural en el que maduró la obra teológica de quien hoy es Benedicto XVI.

Después de 1968, cuando estalló el «tiempo de la utopía», que presentaba la visión de un Dios esencialmente «inútil» («Deus otiosus»), maduró en Ratzinger la convicción anti-ideológica que ha caracterizado su obra.

Por otra parte, después de 1989, cuando prevalecieron el «tiempo del desencanto» y la idea de la «muerte» de Dios («Deus mortuus»), el desafío ratzingeriano se convirtió en «proponer horizontes de sentido, de alegría y de esperanza».

En este periodo, afirmó monseñor Bruno Forte, Joseph Ratzinger elaboró el concepto de «Deus caritas» que muestra que el tema de su primera encíclica fue por tanto «largamente madurado».

La segunda clave es la tarea que Joseph Ratzinger asumió con su teología: «dar testimonio con el servicio de la inteligencia a la Palabra entre las palabras de los hombres», o sea «una diaconía [servicio, ndr.] a la verdad en la casa de la verdad», es decir la Iglesia.

De hecho, «a Dios no se le encuentra en la soledad» sino en una «comunidad que hace memoria y narración, que al mismo tiempo es la comunidad interpretadora de la verdad que se nos ha transmitido».

La tercera clave es el significado de creer. Monseñor Forte, citando las palabras del mismo Ratzinger, en «Introducción al Cristianismo», observó que creer «significa dar el propio asentimiento a ese sentido que no somos capaces de construirnos nosotros mismos, sino sólo de recibir como un don, de manera que nos basta acogerlo y abandonarnos a él».

El Dios en el que se cree, añadió el prelado ilustrando la cuarta clave de lectura, puede ser sólo un Dios personal, Dios Padre, que es revelado en la historia bíblica como Dios viviente, o sea Dios de Jesucristo. No se puede amar a un Dios desconocido sino sólo a uno personal, que nos dirige la palabra y al que al mismo tiempo nosotros podemos dirigirnos.

En este contexto, la relación entre hombre y Dios debe caracterizarse por el paso del «dualismo» que ha contrapuesto lo humano y lo divino, la fe y la razón, en muchas épocas del espíritu moderno, al «encuentro», la correspondencia.

Según la quinta clave del pensamiento de Ratzinter, «lo humano y lo divino se encuentran pero no se confunden en Jesucristo», señaló el prelado. Dios no es la respuesta a la expectativa del hombre, sino que es siempre superior, «es el más allá que nos alcanza, nos turba y nos inquieta».

La sexta clave de lectura es la visión de la Iglesia como lugar en el que habita Dios. «La Iglesia debe vivir siempre en la docilidad al Espíritu y debe estar dispuesta a reconocer resistencias al Espíritu», subrayó, indicando la importancia de reconocer las culpas del pasado.

La séptima clave, la visión del más allá (la escatología), según Forte, es un «tema dominante en el pensamiento ratzingeriano» y afecta, en primer lugar a la identidad del cristiano: «un prisionero del futuro de Dios», que debe medir sus decisiones en el horizonte del Dios infinito.

En este sentido, «el cristiano vive en una experiencia anticipada y anticipadora de las cosas últimas», por la fe y los sacramentos, pero es también «reserva crítica» porque a veces el cristiano va contra corriente.

La última clave ilustrada por monseñor Forte es la imagen que resume esta obra teológica, María, síntesis de la eclesiología: «icono concreto y personal en el que se expresan las coordinadas del pensamiento cristiano».

Moneñor Forte concluyó su intervención subrayando las diferencias entre Juan Pablo II y Benedicto XVI, dos personalidades emparejadas por el «enfoque espiritual». Si el Papa Karol Wojtyla era un antropólogo personalista, el Papa Joseph Ratzinger es un teólogo «casi catequista», portador de la posibilidad del encuentro de tradiciones y culturas diversas, explicó.

El I Curso de Especialización en Información Religiosa tuvo lugar del 3 de marzo al 16 de junio. Durante el mismo, profesores de varias universidades pontificias y ateneos romanos se alternaron en la exposición de temas relativos a la información religiosa, con el fin de ofrecer algunas claves de lectura para comprender mejor a la Iglesia católica.

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ZENIT Staff

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