QIQIHAR, viernes, 30 junio 2006 (ZENIT.org).- La actitud de las autoridades chinas impide que se celebren funerales solemnes por el obispo emérito «clandestino» de Qiqihar, monseñor Guo Wenzhi, fallecido el jueves en su residencia tras una larga enfermedad.
El prelado tenía 88 años según el calendario juliano –89 según el chino, cuya cultura cuenta la edad de la persona desde el momento de la concepción–.
Había nacido en una familia católica de la ciudad de Qiqihar, capital de la provincia oriental china de Heilongjiang. Su ordenación sacerdotal se celebró en 1948.
Acusado de contrarrevolucionario por el gobierno comunista de su país, Guo Wenzhi fue arrestado en 1954 y condenado a una década de trabajos forzados en diversos campos de «reeducación» de China.
Fue consagrado obispo en 1989, y nuevamente detenido durante meses por haber participado durante una conferencia de prelados chinos «no oficiales».
Tras su liberación, a pesar de la dura oposición del gobierno, su celoso trabajo de evangelización revitalizó la Iglesia en Qiqihar.
Él mismo ordenó a su sucesor, monseñor Wei Jinyi, uno de los cuatro obispos chinos a quienes invitó Benedicto XVI al Sínodo de la Eucaristía, celebrado el pasado octubre en Roma. Y aunque Pekín obstaculizó los desplazamientos, tal invitación «fue una señal de gran honor y un reconocimiento para la Iglesia y el obispo en Qiqihar», subraya la agencia del Pontificio Instituto de Misiones Extranjeras «AsiaNews».
Por los esfuerzos del prelado fallecido, en su diócesis se pusieron en marcha diversas organizaciones e instituciones católicas que hicieron florecer las vocaciones sacerdotales.
Hasta la fecha, el gobierno chino permite la práctica religiosa en el país sólo con personal reconocido y en lugares registrados ante la Oficina de Asuntos Religiosos y bajo el control de la «Asociación Patriótica» (AP) –cuyo estatuto recoge la creación de una Iglesia nacional desgajada de la Santa Sede–.
De ahí que afirmen una diferencia entre una Iglesia «oficial» o «patriótica» y los fieles que tratan de salirse del citado control para ponerse en obediencia directa del Papa, formando la Iglesia «no oficial» o «clandestina».
Según fuentes de la agencia del PIME en China, el gobierno se ha opuesto a la celebración de los funerales solemnes que sacerdotes y fieles de la diócesis querían preparar por el obispo Guo Wenzhi, una de las figuras más amadas y respetadas en la Iglesia católica del país.
Inmediatamente después de su muerte, representantes de las autoridades locales declararon que por el prelado –a quien sólo reconocen como sacerdote, no como obispo— sólo se puede celebrar un funeral sencillo, no una gran ceremonia.
En cualquier caso, la Iglesia en Qiqijar, bajo la guía pastoral de monseñor Wei Jingyi, ha pedido a todos los sacerdotes, «oficiales» o «clandestinos», que celebren misas de sufragio por el alma del obispo desaparecido.