En una reciente visita a Ayuda a la Iglesia Necesitada (AIN), el prelado recalcó que Siria ha recibido a la mayor parte de los refugiados y añadió que los iraquíes que llegan a Damasco han recibido una «calurosa bienvenida» por la que están muy agradecidos.

Dijo que los refugiados viven todos en Damasco, gracias a que las autoridades les permiten entrar en el país sin visados y a que apoyan los esfuerzos de los líderes católicos de ofrecerles alojamiento y acceso a cuidados médicos.

El obispo Audo agradeció a esa institución la ayuda de emergencia enviada desde la caída del régimen de Sadam Hussein, en 2003.

El obispo subrayó los crecientes peligros que afrontan los cristianos en Irak: «Secuestros, amenazas de muerte e imposición del velo a las mujeres: por todas estas razones, la situación es peligrosa para los cristianos. Abandonan el país porque tienen miedo. Los fanáticos desean librarse definitivamente de los cristianos», dijo.

El prelado reveló que un sacerdote iraquí escapó del país tras ser amenazado de muerte por su teléfono móvil: «El sacerdote lo dejó todo tras de sí, y todavía se siente inseguro», reconoció el obispo Audo.