JERUSALÉN, jueves, 18 enero 2007 (ZENIT.org).- Publicamos el comunicado emitido este jueves por los obispos de Conferencias Episcopales de diferentes países del mundo con la Asamblea de Ordinarios de Tierra Santa.
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Como consecuencia de un año traumático para israelíes, palestinos y para los pueblos de Oriente Medio, el trabajo de nuestra coordinación de conferencias episcopales en apoyo de la Iglesia en Tierra Santa parece más importante que nunca. En nuestros países de origen y entre los católicos se da un enorme interés y preocupación por la situación en el Oriente Medio. La coordinación representa a conferencias católicas de los obispos de Europa y de América del Norte. Este grupo de trabajo fue formado en Jerusalén en 1998 a petición de la Santa Sede.
Ha sido nuestro séptimo viaje a Tierra Santa para caminar en solidaridad con la Iglesia local y sus obispos, así como para apoyar la búsqueda de una paz justa. Alentamos a los católicos de todas las naciones a seguir en nuestros pasos, y a los millones de peregrinos a que visiten santos lugares y a las comunidades cristianas de esta tierra. Nuestra invitación es «ven y verás».
Muchos de nosotros visitamos Gaza para encontrarnos con la comunidad cristiana y con líderes musulmanes y palestinos. La gente nos brindó una cálida bienvenida, esperando un futuro mejor mientras viven en la pobreza. Nuestra delegación completa visitó después Galilea y tuvo un encuentro con «las piedras vivas» de las comunidades cristianas. Rezamos con ellos, escuchado sus historias de alegría y de preocupación, y conocimos sus iniciativas para construir un futuro común con las personas de todos los credos. Tuvimos la experiencia de un enriquecedor diálogo interreligioso con una mesa redonda en la que participaron un judío, un cristiano, un musulmán y un druso.
Repetidamente nos recordaron que los peregrinos que vienen a esta tierra pueden encontrarse con comunidades cristianas vivas, además de visitar los lugares santos. Afrontamos con el ministro del Turismo de Israel, Isaac Herzog, la manera en que se pueden animar y mejorar las peregrinaciones y visitas.
La presencia cristiana es un factor de moderación y es esencial para la consecución de paz. Como dijo recientemente el Papa Benedicto XVI, «los cristianos deben ser ayuda y apoyo para un futuro de paz y fraternidad». Los cristianos son pequeños en número pero son una parte integrante de Israel y de los territorios palestinos. Sus derechos deben garantizarse con el reconocimiento de la igualdad y de una mejor seguridad, junto con los derechos religiosos reconocidos por ley.
El Acuerdo Fundamental entre la Santa Sede y el Israel se basa en los derechos establecidos a través de los siglos para facilitar la misión única de la Iglesia en Tierra Santa. La vitalidad de la Iglesia y de sus instituciones en Israel –hospitales, escuelas, y hospicios que proporcionan valiosos servicios a la comunidad entera– se verá implementada con la aplicación de este Acuerdo y con la ratificación y cumplimiento de otras medidas sean ratificadas. Durante más de una década, la Iglesia ha buscado este objetivo. Pedimos a los funcionarios israelíes que permitan concluir con éxito pronto las negociaciones sobre este Acuerdo Fundamental. La concesión y la garantía de visados y permisos a los trabajadores de la Iglesia sigue siendo una preocupación urgente.
Nuestra fe en el único Dios nos obliga a que trabajemos por el bienestar tanto de israelíes como de palestinos, y miembros de las tres religiones, judíos, cristianos y musulmanes, quienes pertenecen a la única familia de Dios. Como obispos y pastores, recordamos las recientes palabras del Santo Padre al cuerpo diplomático: «los israelíes tienen derecho a vivir en paz en su Estado; los palestinos tienen derecho a una patria libre y soberana» (8 de enero, 2007).
En una reunión con el vice-primer ministro israelí Shimon Peres, expresamos nuestra comprensión por los grandes desafíos sobre la seguridad que tiene que afrontar Israel. Discutimos la propuesta reducir el número de puestos de control o puntos fronterizos y la propuesta de disminuir los impuestos a los palestinos. Podrían ser signos que animaran, pero subrayamos que hacen fatal gestos profundos para romper el ciclo del miedo israelí y de la cólera palestina que dominan la situación actual.
El futuro de las personas de Tierra Santa depende de una paz justa y duradera. Se da un sufrimiento profundo en ambas partes. La confianza mutua se debe establecer con unas medidas específicas que construyan la confianza. El establecimiento de un Estado palestino viable, con el cual termine la ocupación, requiere tierras contiguas y supone un pone en tela de juicio el Muro de seguridad, así como la expansión y el establecimiento de asentamientos en Cisjordania. Mientras tanto, los palestinos necesitan libertad de movimiento de modo que puedan trabajar, visitar a los miembros de su familia, obtener cuidados médicos y acceder a la educación. Debe evitarse todo tratamiento humillante en las fronteras y los puestos de control. Puesto que el fundamento de la sociedad es la familia, la normativa israelí debe permitir la reunificación de familias donde haya un esposo palestino.
En una reunión con el presidente Abbas [de la Autoridad Nacional Palestina], constatamos durante nuestras visitas fuimos testigos de los sufrimientos y de las privaciones que los palestinos experimentan diariamente. Los líderes palestinos necesitan estar unidos entre sí para poder negociar una paz justa y crear un futuro mejor. El rechazo de la violencia y el reconocimiento del Estado de Israel por todos los elementos de la sociedad palestina servirán para edificar la confianza de la comunidad internacional con el apoyo de la Autoridad Palestina . El presidente Abbas subrayó la necesidad de que la comunidad internacional apoye iniciativas nuevas, más seria y oportunas para alcanzar la paz.
En esta nuestra séptima visita a la tierra santa, constatamos que 59 años después de que comenzar el conflicto, la búsqueda de la seguridad duradera y de una paz justa continúa. Vemos con claridad que se necesita alcanzar la justicia y la paz de modo que los israelíes puedan superar el miedo, que conduce a políticas ineficaces de seguridad que oprimen a los palestinos. De este modo, los palestinos podrán superar la cólera y la desesperación, que conducen a la violencia que aterroriza a los israelíes. Nos alentó el saber que el primer ministro israelí, el presidente palestino y la secretaria de Estado de los Estados Unidos se encontrarán pronto para trabajar juntos por una paz justa.
En comunión con los obispos de Tierra Santa, hacemos un llamamiento a los católicos a rezar por la paz, a venir en peregrinación y a emprender otras actividades para apoyar a la Iglesia Madre. Rezamos para que se dé el valor y la guía necesarios para romper el asimiento del miedo y de la desesperación en esta Tierra Santa.
Signatarios:
Monseñor Christopher Budd
Obiso de Plymouth, Conferencia Episcopal de Inglaterra y Gales
Monseñor Pierre Bürcher
Obispo auxiliary de Lausanne, Ginebra y Friburgo, Conferencia Episcopal de Suiza
Monseñor Gilles Cazabon OMI
Obispo de Saint-Jérôme (Provincia de Quebec), Conferencia Episcopal de Canadá
Monseñor Michel Dubost
Obispo de Evry, Conferencia Episcopal de Francia
Monseñor Peter Fleetwood
Secretario general del Consejo de las Conferencias Episcopales Europeas (CCEE)
Monseñor Raymond Field
Obispo auxiliary de Dublín, encargado de la Comisión para la Justicia y los Asuntos Sociales de Irlanda
Monseñor Patrick Kelly
Arzobispo de Liverpool, vicepresidente de la Conferencia Episcopal de Inglaterra y Gales
Monseñor William Kenney
Obispo Auxiliar de Birmingham, Conferencia Episcopal de Inglaterra y Gales
Representante de la Comisión de los Episcopados de la Unión Europea (COMECE).
Monseñor John Kirby
Obispo de Clonfert, Trócaire, Conferencia Episcopal de Irlanda
Señor Ulrich Pöner
Director del Departamento para Asuntos Internacionales e Inmigración de la Conferencia Episcopal de Alemania
Monseñor William Skylstad
Obispo de Spokane y presidente de la Confernica Episcopal de los Estados Unidos
Monseñor Joan Enric Vives i Sicilia
Obispo de Urgell y copríncipe de Andorra, Conferencia Episcopal Española
[Traducción del original inglés realizada por Zenit]