CIUDAD DEL VATICANO, jueves, 25 enero 2007 (ZENIT.org).- Benedicto XVI espera que el próximo Sínodo de los obispos sirva para redescubrir «la importancia de la Palabra de Dios en la vida de cada cristiano».
Así lo reconoció al recibir este jueves a los miembros del Consejo Ordinario de la Secretaría General del Sínodo de los Obispos, reunidos por vez primera para preparar esa asamblea de obispos del mundo, que del 5 al 26 de octubre se celebrará en el Vaticano sobre el tema: «La Palabra de Dios en la vida y en la misión de la Iglesia».
Mencionando la importancia del argumento que él mismo ha escogido, el Papa explicó a los miembros del Consejo que «la acción espiritual, que expresa y alimenta la vida y la misión de la Iglesia, se fundamenta necesariamente en la Palabra de Dios».
«Ésta, además, al estar destinada a todos los discípulos del Señor, como nos ha recordado la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos, exige una especial veneración y obediencia para que sea acogida también como un llamamiento urgente a la plena comunión entre los creyentes en Cristo», explicó.
El Papa constató que el Consejo ya ha escrito los «Lineamenta» (orientaciones), el documento que pronto será hecho público.
Este texto suele estar acompañado por un cuestionario final y se envía a las conferencias episcopales, a los sínodos de las iglesias católicas orientales, a los organismos de la Curia Romana, y a la Unión de Superiores Generales de las congregaciones y de las órdenes religiosas para que puedan responder con sus opiniones y propuestas.
Estas sugerencias servirán para redactar el «Instrumentum Laboris» (documento de trabajo), punto de referencia para quienes tomen la palabra en el Sínodo.
«Estoy convencido de que cuando se publiquen, los “Lineamenta” servirán como instrumento precioso para que toda la Iglesia pueda profundizar en el tema de la próxima asamblea sinodal», reconoció el obispo de Roma.
«Deseo de corazón –confesó Benedicto– que esto ayude a redescubrir la importancia de la Palabra de Dios en la vida de todo cristiano», así como «el dinamismo misionero que es intrínseco a la Palabra de Dios».
Será el segundo sínodo de obispos del mundo presidido por Benedicto XVI, después de la asamblea que tuvo lugar en octubre de 2005 sobre el tema: «La Eucaristía, fuente y cumbre de la vida y de la misión de la Iglesia».
A Benedicto XVI le corresponde la tarea de redactar la exhortación apostólica en la que recogerá las conclusiones de ese sínodo, basándose e las 50 «proposiciones» aprobadas por los padres sinodales.