MÉXICO, lunes, 29 enero 2007 (ZENIT.org–El Observador).- Después de seis años como nuncio apostólico en México, el arzobispo Giuseppe Bertello se despidió este domingo –tras concelebrar la eucaristía con el arzobispo primado de México, cardenal Norberto Rivera Carrera– con un reconocimiento pleno a la fe de los mexicanos y a la libertad que tiene la Iglesia católica en el país.
El nuevo nuncio de la Santa Sede en Italia ofreció una rueda de prensa en la que señaló que, tras su misión de seis años, se lleva el recuerdo de la devoción de los católicos mexicanos a la doctrina de la Iglesia y al Papa.
«Y también de lo que significa la libertad para la Iglesia en el país, porque (la Iglesia) quiere servir a la sociedad y contribuir a su desarrollo, su unidad y su justicia», dijo.
El prelado afirmó que la fidelidad de los mexicanos al evangelio debe continuar y no ser sólo «un recuerdo del pasado, sino que se permita también la celebración de los 10 años de la reanudación de relaciones diplomáticas entre México y el Vaticano».
Citó entre los principales hechos a destacar durante su misión en México la beatificación de los mártires cristeros y el Congreso Eucarístico Internacional, celebrado en Guadalajara en 2004, aunque reconoció que también, como nuncio, vivió los momentos difíciles, delicados, de la Iglesia católica.
Monseñor Bertello, quien partirá de México el próximo 31 de enero para incorporarse a su nueva misión, la nunciatura de Italia, afirmó también que deja una Iglesia viva, que tiene como reto el mismo que enfrentan las comunidades católicas de todo el mundo: la evangelización en una sociedad que cambia rápidamente.
Durante la Misa, monseñor Bertello agradeció el gran amor que los mexicanos han demostrado por el Papa y por ser el pueblo de la Virgen de Guadalupe.
«Siempre he admirado la fe del pueblo mexicano, esta devoción grande a la Eucaristía, a la Virgen María y al Papa. Es algo único este amor al Papa que México tiene en el mundo».