CIUDAD DE GUATEMALA, miércoles, 31 enero 2007 (ZENIT.org).- En un mensaje hecho público al finalizar su asamblea plenaria anual, la Conferencia Episcopal de Guatemala expresó su preocupación por la situación económica que ha llevado al cierre de dos bancos, el adelanto de la campaña electoral y los graves problemas sociales del país.
Los obispos prestan especial atención a tres problemas actuales: «la violencia que destruye la vida», la crisis bancaria y del sistema financiero que «afecta de manera más grave a los que tienen menos recursos y alternativas», y el adelanto de la campaña electoral, violando la ley del país.
Los prelados, en su mensaje que lleva por título «¡Vence tú el mal a fuerza de bien!», urgen a las autoridades financieras y bancarias del país «para que actúen con la mayor responsabilidad y transparencia para restituir la confianza en el sistema bancario, confianza de la que se beneficia toda la sociedad y es esencial para el desarrollo de la actividad económica».
Indican que «sigue sin resolverse la conflictividad en torno al tema agrario, que llega a su expresión más violenta en los desalojos de fincas» y señalan que «hasta hoy el Congreso de la República no ha aprobado las reformas a la Ley de Minería, propiciando que las posibilidades de confrontaciones se hagan mayores».
Lamentan especialmente que «tantos hermanos nuestros deban emigrar para encontrar en el extranjero el ingreso económico que no pueden generar aquí por la falta de puestos de trabajo dignos»; y agregan que »la deportación masiva y forzada de muchos de nuestros compatriotas agrava la situación de desempleo y el sentimiento de frustración de la población».
Por ello, señalan que «el crecimiento macroeconómico de los últimos años debe, no sólo sostenerse e incrementarse en el futuro, sino traducirse en beneficio real para las familias guatemaltecas».
El documento señala además que la campaña electoral adelantada «hace que sea previsible la fatiga y el hastío político de la población cuando llegue el momento electoral. Esto no es bueno para el desarrollo de las elecciones».
Pide a los guatemaltecos que en el ámbito electoral, «no se dejen llevar de promesas sin fundamento, que miren el bien de todos y no el bien particular, que no se acepten sobornos económicos por el voto».
Advierte además que «la causa de estos desórdenes sociales, políticos y económicos no es otra que la falta de principios éticos en nuestra conducta personal y pública». «Si cumplimos un código de conducta moral fundado en el respeto a la dignidad y libertad de toda persona y en la búsqueda del bien común, promoveremos un humanismo integral, base y garantía de una convivencia pacífica», añade.
Finalmente, el Episcopado hace un llamado «tanto a católicos como a hombres y mujeres de buena voluntad para que asumamos con responsabilidad moral nuestra tarea y misión en la sociedad. La conversión es posible con la gracia de Dios y la buena voluntad». «Como cristianos no perdemos la esperanza de que el futuro puede ser mejor», concluye el comunicado.
Al exponer a los medios las conclusiones de su asamblea plenaria, la Conferencia Episcopal señaló que la crisis bancaria afecta a los más pobres, que reunieron su capital con mucho esfuerzo y ahora no tienen nada.
«Preocupa el cierre de dos bancos, que ha generado incertidumbre, y que podría deteriorar el clima de comercio y las inversiones en el país, afectando de manera más grave a los que tienen menos recursos y alternativas», expresó monseñor Gonzalo de Villa, secretario de la Conferencia Episcopal de Guatemala (CEG).
Por segunda semana consecutiva, decenas de inversionistas del Banco de Comercio (BC) narraron en las afueras del Congreso los sacrificios que tienen que hacer muchos de ellos para trasladarse desde sus pueblos de origen a la capital, para exigir la devolución de sus ahorros.
Monseñor De Villa comentó que la suspensión de Bancafé, en octubre de 2006, y la del BC, el 12 de enero recién pasado, han resultado en la pérdida del fruto del trabajo y de la seguridad financiera de muchas familias que reunieron su capital con mucho esfuerzo.
Sobre el adelanto de la campaña electoral por los partidos, «haciendo caso omiso de las disposiciones del Tribunal Supremo Electoral (TSE), y de los plazos señalados por la Ley Electoral», monseñor Álvaro Ramazzini, presidente de la CEG, dijo: «Si no respetan la ley ahora, ¿qué podemos esperar de ellos cuando estén en el Gobierno?»
La violencia, que «crece desmedida, por la ineficiencia de las instituciones que deberían hacer justicia», y por la infiltración del crimen organizado y del narcotráfico en las instituciones del Estado, fue otra preocupación expresada por la CEG, así como el conflicto hospitalario, que sigue sin soluciones de fondo; el deficiente presupuesto para educación; la deportación masiva de inmigrantes guatemaltecos desde EE.UU., y la conflictividad agraria.
Los obispos instaron a la población a ser solidaria, a no perder la esperanza y a no dejarse engañar por promesas sin fundamento de los partidos políticos.