Benedicto XVI impulsa el carisma de la unidad del Movimiento de los Focolares

CIUDAD DEL VATICANO, jueves 8 febrero 2007 (ZENIT.org).- Benedicto XVI presentó este jueves el carisma de la unidad del Movimiento de los Focolares como una riqueza para la Iglesia.

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Lo hizo junto a obispos de varias Iglesias, amigos de esta nueva realidad eclesial, fundada por Chiara Lubich, en Trento, entre las bombas de la segunda guerra mundial, en 1943, que se han reunido en del 3 al 9 de febrero en Castel Gandolfo.

Los 85 obispos de los cinco continentes, incluyendo países como el Líbano, Sudán o Pakistán, han reflexionado sobre «Cristo crucificado y abandonado, luz en la noche cultural».

Al recibirles en audiencia, junto a obispos amigos de la Comunidad de San Egidio, el Papa aprovechó «con gusto esta ocasión para enviar a Chiara Lubich mis mejores deseos y mi bendición, que extiendo a todos los miembros del Movimiento que ella ha fundado».

«El Movimiento de los Focolares, precisamente a partir del corazón de su espiritualidad, es decir, de Jesús crucificado y abandonado, subraya el carisma y el servicio de la unidad, que se realiza en los diferentes ámbitos sociales y culturales, como por ejemplo, en el económico, con la “economía de comunión”, y a través de los caminos del ecumenismo y del diálogo interreligioso», afirmó Benedicto XVI.

En el encuentro el Papa consideró que obispos y las nuevas realidades eclesiales surgidas en las últimas décadas, «juntos podemos afrontar con un empuje más fuerte los desafíos que nos interpelan de manera apremiante en este inicio del tercer milenio».

El Papa pensaba, «en primer lugar en la búsqueda de la justicia y de la paz y en la urgencia de construir un mundo más fraterno y solidario, a partir precisamente de los países de los que procedéis algunos de vosotros, y que sufren sangrientos conflictos».

El moderador del encuentro de los obispos amigos de los Focolares ha sido el cardenal Miloslav Vlk, arzobispo de Praga.

Para explicar el sentido de la reunión, el purpurado ha explicado que «la vida de la humanidad y el camino de la Iglesia tienen que afrontar hoy particulares desafíos que Juan Pablo II no dudó en llamar “noche oscura” de la época».

«Esta situación no sólo comporta riesgos sino también –como subraya Benedicto XVI– la oportunidad de un nuevo inicio, de un nuevo y eficaz anuncio de Dios como Amor, que lleve a una visión de la vida humana centrada en el don de sí y en la coparticipación», aclaró el purpurado checo.

Más información sobre el Movimiento de los Focolares en la página web: http://www.focolare.org.

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ZENIT Staff

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