UAGADUGU /ROMA , lunes, 5 marzo 2007 (ZENIT.org).- El presidente de Burkina Faso y la Comunidad eclesial de San Egidio ( www.santegidio.org) han construido, junto a las partes en conflicto, un acuerdo para detener la guerra civil en Costa de Marfil.
Firmado el sábado –y el domingo por el presidente de la República, Laurent Gbagbo, y por el jefe de las «Fuerzas Nuevas» (facción rebelde marfileña) Guillaume Soro-, el acuerdo político de Uagadugu sobre Costa de Marfil es fruto del diálogo dirigido entre las partes desde hace unos dos meses en la capital de Burkina Faso.
«Se trata de un paso importante en el camino a la paz, tras meses de estancamiento de la situación político-militar en el país de África Occidental, partido en dos por la guerra desde 2002», considera el movimiento eclesial en un comunicado
Facilitador de este avance ha sido el presidente de Burkina Faso, Blaise Compaoré, a cuyo lado se puso en el tema –especialmente en la última fase de negociación- la Comunidad de San Egidio, desde hace años comprometida en desarrollar una acción de diálogo y pacificación en Costa de Marfil.
En su comunicado, la citada Comunidad recuerda el panorama que atraviesa el país africano: desde finales de 2006, vetos cruzados han colocado al gobierno de transición en una situación de inoperatividad.
La nación está dividida en dos, circunstancia que repercute gravemente sobre todo en las poblaciones del norte, zona rebelde, donde las carencias son agudas en educación y salud pública desde hace años, mientras que muchos se han refugiado en el sur.
Por su parte, se estima en cerca de un millón la cifra de refugiados en Burkina Faso.
A ello se suman las dificultades derivadas de que gran parte de la población marfileña está desprovista de documentos de identidad.
Denuncia «San Egidio» que la crisis ha provocado asimismo «cómplices interferencias y ambiciones políticas, una ruptura de la convivencia entre la población autóctona y los inmigrantes».
Y ello es relevante, porque Costa de Marfil, que cuenta con cerca de un tercio de la población de origen extranjero, desde la independencia se había caracterizado por su hospitalidad y tolerancia.
A través de su tupida red de comunidades locales, la Comunidad de San Egidio trabaja desde hace años con los pobres y también en la construcción de un clima de diálogo y convivencia, con iniciativas asimismo en el campo interreligioso.
Desde el comienzo de la crisis ha participado en varios intentos de mediación, como el de Marcoussis, el de Lomé o el de Accra.
De ahí que fuera llamada a apoyar y participar en el diálogo directo en marcha en Burkina Fasso, dado que todos –en particular las partes en la negociación- reconocen su experiencia en las acciones de mediación y su larga y esforzada presencia de ayuda y diálogo en Costa de Marfil.
La Comunidad de San Egidio nació, de la mano del profesor e historiador laico Andrea Riccardi, en febrero de 1968. Cuenta en la actualidad con una cifra superior a los 50.000 miembros en más de 70 países.