ROMA, domingo, 1 abril 2007 (ZENIT.org).- Los últimos pronósticos de población apuntan a un gran incremento en el número de ancianos en las próximas décadas. El 13 de marzo la División de Población de Naciones Unidas publicaba «World Population Prospects: The 2006 Revision» (Perspectivas de Población Mundial: Revisión del 2006).
Esta última edición de estimaciones, que publica cada dos años la ONU, pronostica una población mundial de 9.200 millones en el 2050, por encima de los actuales 6.700 millones. El aumento tendrá lugar en los países menos desarrollados, cuya población se espera suba de los 5.400 millones del 2007 a los 7.900 millones del 2050. El informe contiene una serie de proyecciones altas, medias y bajas. La cifra de 9.200 millones es la variante media.
En las naciones económicamente desarrolladas, el informe espera que la población siga manteniéndose sin grande cambios en los 1.200 millones. De hecho, si no hubiera inmigración descendería. Las Naciones Unidas calculan que habrá una inmigración de los países en desarrollo a los desarrollados de 2,3 millones al año.
En todos los países, no obstante, será más alta la media de edad en el 2050. No menos de la mitad del aumento entre el 2005 y el 2050 se espera que venga de un aumento en la población de 60 años o más. En contraste, el número de las personas de menos de 15 años descenderá ligeramente. El envejecimiento será especialmente significativo en las regiones desarrolladas, donde la población de 60 años o más se espera que aumente de 245 millones a 406.
La revisión del 2006 también pronostica que fertilidad seguirá descendiendo en los países desarrollados. El estudio prevé una caída desde los 2,75 niños por mujer en el 2005-2010 a los 2,05 niños en el 2045-2050. Esta tendencia será más marcada en el grupo de los 50 países menos desarrollados, donde el descenso se espera que sea de los 4,63 niños por mujer actuales a los 2,50.
El nivel de población pronosticado para el 2050 podría ser, no obstante, demasiado alto. Las Naciones Unidas precisan que la cifra de 9.200 millones da por asumido que muchos países con un alto nivel de pacientes de Sida lograrán éxitos en los tratamientos antirretrovirales. Basándose en esta idea, y en un posible descenso en el VIH/Sida, la revisión del 2006 baja en 32 millones el número de muertes que se esperan antes del 2050, en comparación con la revisión del 2004.
Del auge a la quiebra
Hace sólo unos años, las preocupaciones sobre población se centraban en lo que se suponía que sería un auge en los nacimientos. Los miedos exagerados a este aumento de población llevaron a muchos abusos, tales como esterilizaciones y abortos forzados.
Ahora, sin embargo, la Revisión del 2006 establece que la población mundial está en medio de una «transformación sin precedentes» debido al cambio de una situación de alta mortalidad y alta fertilidad a una con baja mortalidad y baja fertilidad.
Para el 2045, el número de personas en el mundo con 60 años o más se considera que sobrepasará, por primera vez en la historia, al número de aquellos con 15 años o menos.
El informe observa que en Europa, todos menos tres países (Albania, Irlanda y Moldavia) ya tienen una media de edad superior a los 34 años, y 12 países o áreas del continente tienen una media de edad superior a los 40. Japón tiene la población más anciana del mundo, con una media de edad de 43 años en el 2005.
En el 2050, el envejecimiento sostenido de la población se espera que tenga como resultado, según la variante media, que todos los países desarrollados tengan una edad media superior a los 40 años. Para Japón se pronostica que la edad media alcanzará los 55 años.
Por otro lado, las poblaciones de Asia, América Latina y el Caribe experimentarán un envejecimiento más rápido que las regiones desarrolladas, debido a las reducciones de fertilidad impuestas por los programas de planificación familiar.
Combinado con poblaciones más numerosas en muchos países en desarrollo, esto significa que mientras en el 2005 el 64% de las personas más ancianas vivían en los países en desarrollo, en el 2050 se espera que cerca del 80% de los mayores de 60 años viva en estos países. En 37 de los 49 países en desarrollo de Asia, la edad media se espera que suba en doce años entre el 2005 y el 2050. En el 2050, la edad media se espera que esté cerca de los 40 años en 23 países de Asia, incluyendo China.
En América latina y el Caribe, la edad media se prevé que aumente en cerca de 12 años en 32 de los 37 países de la zona, y en el 2050, 21 países de la región se espera que tengan una medad de edad superior a los 40 años, incluyendo Brasil y México, Por contraste, se prevé que el envejecimiento de África sea moderado.
En el 2050, se espera que un cuarto de la población de Asia, América latina y el Caribe, América del Norte y Oceanía tendrá 60 años o más. En Europa, la población más anciana sumará el 35%, mientras que en África este porcentaje estará ligeramente por debajo del 10%.
Presiones económicas
Esto traerá consigo una gran reducción de la población laboral, y de quienes pagan los impuestos para sostener a los retirados. El cociente de sostenimiento – el porcentaje de personas entre 15 y 64 años con respecto al número de niños y de personas con 65 años o más – se espera que comience a descender después del 2010 en Europa, América del Norte y Oceanía, después del 2015 en Asia, y después del 2025 en América latina y el Caribe.
En el 2050, se espera que Europa tenga el cociente de sostenimiento más bajo, en 1,4 personas en edad de trabajar por cada dependiente. Otras regiones tendrán cocientes que irán del 1,6 en América del Norte al 1,9 en África.
Los desafíos económicos planteados por el envejecimiento de la población están recibiendo una atención creciente. El 13 de marzo, el Financial Times publicaba un artículo sobre los problemas a los que se enfrenta Singapur.
Singapur, con su floreciente economía, debería tener recursos para ocuparse del creciente número de ancianos. Ha evitado también levantar un costoso sistema de bienestar. No obstante, para el 2030 se espera que Singapur tenga un cuarto de su población con edades superiores a los 65 años. Con muchos de los trabajadores más ancianos en puestos de trabajo con bajos ingresos, in la perspectiva de sólo 2,2 trabajadores para sostener a cada persona anciana, comparados con los 10 que había en el 2000, se prevé una división de ingresos cada vez mayor entre ricos y pobres.
La inmigración suele proponerse como una solución para ayudar a aliviar las presiones económicas de una población envejecida, pero un análisis reciente sugiere que tampoco será de tanta ayuda. El profesor de Harvard, Martin Feldstein, escribiendo el 14 de diciembre en el Financial Times, echaba un vistazo a la situación de España.
Basaba sus comentarios en el descenso proyectado del número de trabajadores por cada jubilado. El cociente actual es de 4,5 por cada uno, el del 2050 será de 2 por cada 1. Feldstein observaba que el coste de las pensiones del gobierno se prevé que suba del actual 8,4% del producto interior bruto (PIB) hasta un 15,7% en el 2050.
Un aumento de 2 millones de trabajadores provenientes de la inmigración, calculaba Feldstein, podría subir un 6% el PIB. Sin embargo, al menos la mitad de este será consumido por los inmigrantes y sus familias. Quitando los beneficios para los inmigrantes mismos, los ingresos disponibles adicionales para pagar las pensiones serían sólo de un 2% del PIB.
El 5 de abril del 2006, el arzobispo Celestino Migliore, observador permanente de la Santa Sede ante las Naciones Unidas, se dirigió a la sesión de la Comisión de Población y Desarrollo de las Naciones Unidas.
Las polít
icas radicales de población de los últimos años han causado graves problemas debido al descenso en el índice de natalidad. «Si el desarrollo de las personas en el mundo ha de ser sostenible y sano, tales políticas erróneas han de reemplazarse por otras centradas verdaderamente en la gente», sostenía.
Por el padre John Flynn