MOSCÚ, miércoles, 4 abril 2007 (ZENIT.org).- Unidos en oración junto a millones de personas en el mundo, los fieles católicos en Rusia no sólo conmemoran este lunes el segundo aniversario luctuoso de Juan Pablo II, sino que elevaron una plegaria especial por su pronta beatificación.
Reunidos en la catedral metropolitana de la «Inmaculada Concepción de la Virgen María», los creyentes se dieron cita para implorar en una misa solemne y a través de la oración, que el fallecido pontífice sea beatificado lo más pronto posible.
«Hace dos años muchos lloraron y sufrieron. Se dijo que se había ido un profeta del siglo XX- XXI. Un profeta que le había enseñado al mundo a vivir con Dios. No obstante, muchos albergaron la esperanza de que él, aunque se fue, no se había apartado de nosotros; de que se había quedado vivo en muchos corazones», explicó en la homilía monseñor Andzhei Stetskevich, vicario general de la archidiócesis de la Madre de Dios en Moscú.
Explicó que a pesar de que muchos medios de comunicación se preguntaban cómo era posible que un hombre enfermo y anciano pudiera seguir al frente de la Iglesia, Juan Pablo II demostró que su camino era el mismo que tomó Jesús: «estar hasta el final en la cruz».
Monseñor Stetskevich señaló también que nuestro tiempo tenía en la figura de Juan Pablo II, de la madre Teresa y de tantos santos a grandes testigos de la cruz, de la elección del camino del Señor y que aún antes de su muerte, el fallecido pontífice había realizado ya muchos milagros:
«Cuánta gente regresó a la fe, cuánta gente optó por la vida religiosa, cuánta gente repensó el camino. Y fue después de su muerte que muchos empezaron a rezarle como a un intermediario de Dios».
Así mismo monseñor Stetskevich expresó que tras la noticia del milagro perpetrado en sor Marie-Simon-Pierre y luego de las explicaciones que diera hace un par de semanas en Moscú el padre Slawomir Oder, postulador de la causa para la beatificación de Juan Pablo II, entorno a que los milagros han sido muchos y que constantemente llegan cartas al Vaticano de gente que asegura ser testigo de ellos, los creyentes podíamos decirle hoy a Dios:
«Señor, te pido que a través de la intercesión de Juan Pablo II, realices en mí el más grande milagro de mi vida: que regrese a Tú camino para que sea digno de cargar mi cruz. Como Juan Pablo II quiero ir en dirección a Tí, quiero estar en Tú casa, en la casa de los Santos. Te pido que esa casa, la casa del Padre, sea el hogar de cada uno de nosotros».
En una catedral donde las imágenes religiosas estaban cubiertas por una túnica morada como indica el tiempo de Semana Santa, sobresalían los dos murales expuestos con fotografías del pontificado de Juan Pablo II y en medio uno de sus pensamientos: «Debemos buscar la unidad sin ceder ante las dificultades».
De igual forma, destacaba una pequeña exposición de dibujos hechos por niños y jóvenes polacos donde se veía a Juan Pablo II haciendo la señal de la cruz, sonriendo o bien con uno de sus gestos que le caracterizaba: pensativo con las dos manos juntas al frente de la boca.
Momentos emotivos se vivieron después de la celebración eucarística cuando en la catedral se proyectó la película «Credo, la fe de Juan Pablo II», del director Alberto Michellini y en la cual al compás de diversas arias famosas, todos los asistentes revivieron los momentos del funeral del Santo Padre pero también la larga trayectoria de su pontificado.