El episcopado mexicano lanza una campaña nacional por la paz y la justicia

LAGO DE GUADALUPE, jueves, 19 abril 2007 (ZENIT.orgEl Observador).- Al iniciar su trienio al frente de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), el presidente de este organismo y obispo de Texcoco, monseñor Carlos Aguiar Retes, expresó la preocupación pastoral que tienen los obispos de México ante la espiral de violencia que atenaza al país entero.

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Bajo el título de «Creer en Dios es optar por la vida», el prelado dejó en claro la preocupación del episcopado en general sobre los pecados que claman al cielo entre los que se encuentran el comercio de drogas, el lavado de las ganancias ilícitas, la corrupción, el terror de la violencia, el armamentismo, «fenómenos que hemos estado viviendo muy de cerca en diferentes partes del país».

«Estos pecados –dijo el presidente de la CEM– manifiestan una profunda crisis debido a la pérdida del sentido de Dios. Si esto está aconteciendo en México es porque los católicos estamos cometiendo uno de los errores más graves de nuestro tiempo: una separación entre la fe que profesamos y nuestra vida cotidiana».

Más adelante, la CEM hace un reconocimiento al esfuerzo de los gobiernos federal y estatales, en pro de salvaguardar el Estado de Derecho. «Sin embargo, acota el comunicado, pedimos a los cristianos de México que no se desentiendan; que no esperen de otros la solución, porque ésta depende de todos». Está confiada al corazón de cada hombre y de cada mujer de la nación mexicana.

Los obispos mexicanos propusieron «una cultura de la vida anclada en el fortalecimiento de la familia como núcleo de cohesión social, transmisora de valores culturales, éticos, sociales, espirituales y religiosos».

Más adelante los prelados mexicanos exigieron a las organizaciones civiles y empresariales, instituciones educativas, medios de comunicación y actores políticos que, «sin protagonismos ni confrontaciones estériles, unamos esfuerzos en una cruzada nacional por la paz y la justicia. México es un gran país, que no merece vivir bajo el miedo y la amenaza de unos cuantos que, con fines egoístas y de lucro fácil, han decidido optar por una cultura de terror y de muerte».

Los obispos de México reiteraron, finalmente, su cercanía y apoyo «en el esfuerzo que cada mujer y cada hombre de buena voluntad realizan para acabar con el flagelo de la violencia ocasionada por el narcotráfico», y pidieron «a la Virgen de Guadalupe, Madre de Dios, que custodie en su pueblo el amor a la vida, y lo acompañe en su amorosa lucha por defenderla».

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ZENIT Staff

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