SAN SALVADOR, viernes, 20 abril 2007 (ZENIT.org).- Caritas de El Salvador advirtió este jueves contra los proyectos de explotación minera metálica que, dijo, traen poco desarrollo y muchos daños ambientales, económicos y sociales.

Con esta declaración, Caritas reitera lo que ya había expresado hace unos meses la Conferencia Episcopal del país pidiendo a las autoridades que denegaran los permisos de explotación solicitados por varias compañías mineras.

«Consideramos que la minería es inconveniente para el país, debido a los daños que provoca», había manifestado entonces el arzobispo de San Salvador, monseñor Fernando Sáenz Lacalle, en su condición de presidente de la Conferencia Episcopal.

El director nacional de Caritas El Salvador, Luis Fernando Trujillo, afirmó ayer 19 de abril que próximamente se hará pública esa resolución oficial de la máxima autoridad eclesial, que constituirá un mandato claro que deberá ser acatado por todo el clero.

«Hemos organizado este evento para reforzar nuestras consideraciones y argumentar mejor por qué decimos no a la minería», explicó Trujillo, refiriéndose al foro público sobre los impactos de la minería metálica, realizado este jueves.

En el debate participaron representantes de la empresa minera canadiense Pacific Rim, del Centro de Investigación sobre Inversión y Comercio (CEICOM) y de las comunidades afectadas, especialmente de Cabañas y Chalatenango.

Erika Colindres, representante de Pacific Rim, defendió los proyectos de extracción de metales preciosos en San Isidro, Cabañas, y aseguró que la aplicación de controles efectivos evitará los daños temidos por las comunidades y ONG defensoras del medio ambiente.

Colindres afirmó que utilizarán agua lluvia para no dejar sin el vital líquido a la población de la zona y que las aguas residuales recibirán tratamientos descontaminantes antes de ser lanzadas al río San Francisco.

Pero quienes se oponen a estos proyectos advierten sobre daños irreversibles al ecosistema y a las comunidades, poniendo en grave peligro de escasez y contaminación de los recursos hídricos, debido al uso de materiales tóxicos como el cianuro.

Caritas considera que son más los daños que los beneficios de la minería metálica. Estos proyectos traen poco desarrollo y muchos perjuicios, afirmó su director nacional, razón por la que la Conferencia Episcopal se pronuncia en contra.

Según investigadores de CEICOM, el agua contaminada por los residuos tóxicos de la minería arruina no sólo la salud de las personas, sino que perjudica las actividades de supervivencia de la población y genera conflictos en las comunidades.

Hasta hoy, el Ministerio de Economía ha otorgado más de 30 licencias de exploración a unas 21 compañías mineras canadienses, estadounidenses y australianas que pretenden extraer oro, plata y otros minerales preciosos del subsuelo salvadoreño.

El 23 de julio de 2006, la Conferencia Episcopal de El Salvador se pronunció claramente contra los nuevos proyectos de explotación minera.

«Los obispos de todas las diócesis hemos estado reflexionando sobre este tema y, como Conferencia Episcopal, hemos resuelto que no es conveniente para el país la minería metálica», manifestó entonces monseñor Fernando Sáenz Lacalle.

El presidente de la Conferencia Episcopal mencionó los eventuales daños en los recursos hídricos como el principal argumento de la postura de los obispos. «La contaminación del agua en todo el país, nos hace advertir sobre la inconveniencia de las minas», aseguró.

Monseñor Sáenz Lacalle sostuvo que los daños causados por la minería no serían fáciles de mitigar.