ROMA, lunes, 30 abril 2007 (ZENIT.org).- La fundadora de las Hermanitas de Jesús, Magdeleine Hutin (1898-1989), siguiendo las huellas de Charles De Foucauld, imprime un nuevo carácter a la convivencia entre cristianos y musulmanes.
Es una de las constataciones que surgieron en la Gran Mezquita de Roma, el pasado 21 de abril, con ocasión de la presentación de un libro sobre esta cristiana que dio origen a la Fraternidad de las Pequeñas Hermanas de Jesús.
«Su ejemplo de diálogo de la vida entre cristianos y musulmanes ha tenido valor profético que ha cambiado la Iglesia Católica y fue llevado al Concilio Vaticano II», dice Francesca De Lellis, autora del libro «Magdeleine de Jesús y las Pequeñas Hermanas en el mundo del Islam».
Como fruto de un trabajo en historia de la civilización arabo-Islámica, el libro se cataloga a la altura de «las biografías de personas virtuosas en este mundo, dignas de ser conmemoradas y admiradas», según dijo el musulmán
Gabriele Tecchiato, bibliotecario del centro Islámico en Roma.
Magdeleine de Jesús es «el ejemplo de extrema convivencia y servicio de quienes creen en el único Dios, para que fuese tomado y continuado en los tiempos actuales, como un signo viviente en la memoria de los musulmanes», afirmó Tecchiato, durante la presentación del libro en el centro Islámico.
La historiadora autora del libro insistió en el impacto que tuvo Magdeleine en el cambio de visión de la Iglesia sobre el diálogo con el Islam, gracias a «los contactos que la Pequeña Hermana tuvo a todos los niveles y a través de teólogos y sacerdotes que llegaron al Concilio Vaticano II».
«El cardenal Giovanni Battista Montini, antes de ser elegido Papa (Pablo VI, ndr.), había sido un benefactor de las Pequeñas Hermanas, y se influenciaron mutuamente», aseguró la historiadora, y recordó que el documento del Concilio para el diálogo interreligioso fue firmado por él.
De Lellis concluyó que «el diálogo de la vida es el camino del futuro diálogo interreligioso», como lo hace la Fraternidad de las Pequeñas Hermanas, que rompió el esquema de religiosas misioneras o contemplativas al inculturarse en el mundo árabo-islamico.
En efecto Magdeleine «superó una concepción de la mujer que no podía vivir sola e inculturada en medio del islam con una identidad claramente cristiana», dijo De Lellis, mientras que Tecchiato aseguró que así era la «fe manifestada en su modo mas alto y más puro… en la convivencia, en el dar sin la certeza del esperar».
Luigi de Siva, secretario de la sección italiana de Religiones por la Paz, cerró la presentación del libro con la lectura del elogio de la sonrisa «expresión de ternura y misericordia, disponible y acogedor, Quien sonríe lleva comprensión»
«Hoy, mucho más que ayer, tenemos sus ejemplos de consolación, entre los cuales está la sensibilidad exquisitamente femenina de su diálogo, del cual sentimos una fuerte necesidad», escribe Brunetto Salvarani, en el prefacio del libro, de la Editorial Misionera Italiana.