Antes de despedirse de los 30.000 peregrinos que participaron en la audiencia general en este miércoles, el pontífice dirigió un saludo particular a los jóvenes, a los enfermos y a los recién casados.
«Comenzó ayer el mes de mayo, que en muchas partes del mundo, el pueblo cristiano dedica a la Virgen –recordó–. Queridos jóvenes, en la escuela de María Santísima aprenderéis cada día de ella a cumplir con la voluntad de Dios».
«Al contemplar a la Madre de Cristo crucificado, vosotros, queridos enfermos, sabréis acoger el valor salvífico de cada cruz, incluso de las más duras», añadió.
Dirigiéndose a los recién casados, algunos de ellos quedaron totalmente bañados en la plaza de San Pedro con su vestido de bodas, les recomendó: «invocad su protección maternal para que en vuestra familia reine siempre el ambiente de la casa de Nazaret».