Cómo actúa la Iglesia para lograr una globalización más justa, según el cardenal Martino

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Intervención en la sesión de estudio de «Pax Romana»

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ROMA, martes, 22 mayo 2007 (ZENIT.org).- Para lograr una «globalización más justa y un humanismo integral» es de gran ayuda la doctrina social de la Iglesia, pues brinda principios para desarrollar una ética social en todos los ámbitos de la vida, subraya el presidente del Pontificio Consejo Justicia y Paz.

Herramienta clave para su conocimiento es el «Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia», que este martes volvió a proponer el cardenal Renato Martino, esta vez en Roma, en el marco de la sesión de estudio «la Santa Sede: una cara de otra globalización» que se celebra por el 60º aniversario de la federación «Pax Romana» ( www.paxromana.org).

Desde que se publicó este volumen sin precedentes, en 2004, el purpurado está difundiéndolo por todo el mundo. Y como el tema había sido calificado como «el secreto mejor guardado de la Iglesia» -bromeó el cardenal-, es necesario que cada vez más personas se familiaricen con el libro, ya traducido a 33 idiomas.

«La centralidad de la persona humana siempre ha guiado la doctrina social de la Iglesia», y ésta «siempre ha probado su preocupación por el bienestar de todos los pueblos, no sólo de las comunidades de creyentes» -puntualizó-, labor que empieza por el reconocimiento de la dignidad que pertenece a cada hombre y mujer, «creado a imagen y semejanza» de Dios.

Y el Compendio se propone «como un manifiesto para llegar a un nuevo humanismo»; en efecto, «en el actual contexto de globalización, la doctrina social de la Iglesia llama a la familia humana a un humanismo integral y solidario», expresó el purpurado italiano.

En la situación global actual, siguiendo el Compendio, la Iglesia contribuye a preservar y promover en la conciencia de todos el sentido de la dignidad trascendente de la persona humana. De ahí que «la libertad religiosa sea un bien para la sociedad», alertó el cardenal Martino.

La democracia también tiene espacio en sus páginas, en cuanto que «impulsa la participación y por lo tanto la solidaridad y cooperación mutua en la comunidad política».

Pero como sistema político «la democracia es un medio, no un fin» -recordó el purpurado-, si bien «no puede reducirse a meros procedimientos»; y el Compendio propone la democracia en su rasgo de que «permite la protección y el desarrollo de la persona humana».

El problema ecológico –prosiguió el presidente del citado dicasterio- también es clave en la doctrina social de la Iglesia, según la cual debe contemplarse como «problema ético» porque existe una constante interacción entre persona humana y naturaleza.

Y enfatizó la cuestión de la «promoción de la paz» matizando –como el Compendio de la doctrina social de la Iglesia- la distinción entre definirla como «ausencia de guerra» o como «vida que es plenamente humana».

«El Compendio se ocupa muchas veces de la paz en el primer sentido, pero más aún en el segundo», porque es «la «plenitud» de la paz, la cual incluye verdad, liberad y justicia, y la que sólo hace posible llegar firmemente a una paz que represente la ausencia de guerra».

«No creo estar en un error si digo que el Compendio siempre habla de paz, incluso cuando no use esta expresión» -reconoció-; habla de paz «cuando habla de justicia o solidaridad, de unidad de la familia humana, del plan de Dios para la humanidad, de los derechos humanos de cada persona y de sus correspondientes deberes, de la dignidad de la persona humana, pueblos y culturas».

Por eso –advirtió el cardenal Martino- «el sentido de mutuo respeto en tradiciones religiosas y culturales, el diálogo entre religiones, la cooperación internacional» y una «cultura de apertura» son «dimensiones fundamentales para impulsar la paz»

Síntesis completa y orgánica de la doctrina social de la Iglesia -para la formación, el discernimiento y la acción de los católicos en su compromiso de transformación del mundo según el Evangelio-, el Compendio es también un instrumento de apertura y de diálogo con los creyentes de otros credos religiosos y con todos los hombres de buena voluntad.

Y es que se orienta a la realización del bien común en el terreno social y político -según ha explicado el purpurado en otras ocasiones-, sobre la base de los valores fundamentales compartidos de humanidad, de respeto de la dignidad de cada persona y de la aspiración al desarrollo, a la reconciliación y a la paz.

Se puede leer «on line» en el enlace del dicasterio: http://www.vatican.va/roman_curia/pontifical_councils/justpeace/index_sp.htm

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ZENIT Staff

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