ROMA, viernes, 25 mayo 2007 (ZENIT.org).- Los inversores buscan cada vez más formas de ligar su dinero a principios éticos. En un reportaje el 30 de abril sobre esta tendencia, el Financial Times citaba datos que estiman la cuantía colocada en fondos religiosos –normalmente invertidos por parte de las iglesias– en cerca de 17.000 millones de dólares.
Una categoría mayor es la de los fondos socialmente responsables, cuyos activos han subido de los 639.000 millones de dólares en 1995, a los 2.290.000 millones de dólares en el 2005. Se orientan según principios éticos más amplios, no necesariamente relacionados con una religión específica.
George Rue, director de inversiones de New Covenant Trust Company, ligada a la Presbyterian Foundation, declaraba al Financial Times que «algunas personas pueden decir que se trata de un capricho, pero creo en ello en esta era de la información, las personas – especialmente las más jóvenes – se ocupan más del mundo y no sólo se centran en conseguir los mayores beneficios por dólar».
Entre los nombres más conocidos están los fondos de la mutua Ave María, con 525 millones de dólares invertidos en ellos. Los dineros de estos fondos no se invierten en empresas que violen los principios morales de la Iglesia católica.
Otro ejemplo citado por el Financial Times son los fondos de la mutua Timothy Plan que están dirigidos a inversores de la comunidad de cristianos evangélicos. Los 12 fondos tienen un valor actual de 540 millones de dólares.
Según un artículo publicado en el Christian Science Monitor el 23 de abril, los grupos implicados en temas de familia y de moral se están haciendo más conscientes de las oportunidades que se les abren con la presión a empresas por medio de las inversiones de sus miembros.
El artículo citaba a grupos como Women of Faith, un grupo de mujeres cristianas con sede en Texas. En los eventos organizados para este verano tienen pensado plantear el tema de la inversión ética. La American Family Association, informaba el Christian Science Monitor, también lanzará este verano una iniciativa, dirigida a animar a sus 2,8 millones de miembros a que eviten invertir en empresas que apoyan prácticas contra la familia.
También existen fondos de inversión para los musulmanes, explicaba el New York Times en su artículo del 8 de abril sobre inversión de inspiración religiosa. El fondo Amana, por ejemplo, selecciona las inversiones según los principios de la Shariah, o ley islámica. Comenzó a operar en 1986, y se fundó otro fondo parecido en 1994.
Las fundaciones bajo presión
La preocupación mayor por los principios éticos en las inversiones ha puesto en el punto de mira a las fundaciones filantrópicas. En enero, el Los Angeles Times publicaba una serie de artículos que examinaban algunas de las inversiones de la Bill and Melinda Gates Foundation.
«En una contradicción entre sus donativos y sus negocios, la investigación del Times ha encontrado que la fundación recoge cada año grandes beneficios financieros de inversiones que contravienen sus buenas obras», comenzaba el primer artículo de la serie el 7 de enero.
Una de las incongruencias citadas por el Los Angeles Times tenía que ver con los esfuerzos de la fundación por proteger la salud en África y sus inversiones en la industria petrolífera. Las empresas petrolíferas que actúan en África, afirmaba el artículo, solucionan en niveles más altos de los permitidos en Occidente, dañando así la salud de la población.
El Los Angeles Times calculaba que cerca de 8.700 millones de dólares de los activos de la fundación han estado en empresas que van en contra de sus metas caritativas o de su filosofía.
Según la información actualmente en su página web, la Bill and Melinda Gates Foundation tiene 33.000 millones de dólares de dotación. Además, el renombrado inversor Warren Buffett ha prometido donar cerca de 31.000 millones de dólares de su fortuna personal a la Gates Foundation.
A pesar de la publicidad adversa que siguió a la serie de artículos publicada por el Los Angeles Times, Bill Gates declaró que las normas de la fundación sobre inversiones no se cambiarían, informó el Financial Times el 13 de enero.
Buffett, por su parte, también ha estado en el punto de mira por sus inversiones. En el último encuentro anual de su fondo de inversión, Berkshire Hathaway Inc., la propuesta que pedía que la empresa vendiera sus 3.300 millones de dólares de acción de PetroChina Co., una empresa subsidiaria de otra firma del gobierno chino que tiene el papel más importante de la industria del petróleo en Sudán, fue rechazada por los accionistas, informaba el 6 de mayo el Los Angeles Times.
Los defensores de la propuesta defendían que las inversiones petrolíferas dan apoyo económico al gobierno sudanés, que ha recibido fuertes críticos por sus abusos contra los derechos humanos cometidos en la región de Darfur.
«Es ridículo que la gente diga que una gran empresa petrolífera es más ‘pura’ que otra», dijo Buffett según informaba el Los Angeles Times el 7 de mayo.
Participaciones pecaminosas
Una cuestión planteada sobre las inversiones éticas tiene que ver con los beneficios financieros. Un estudio reciente descubrió que las «participaciones pecaminosas» dan mejores beneficios a los inversores. Una nota de prensa publicada el 10 de abril por la Escuela de Negocios Sauder en la Universidad de la Columbia Británica, en Canadá, establecía que algunos inversores pagan un precio financiero por no apoyar las acciones ligadas a los vicios humanos.
El estudio, «The Price of Sin: The Effects of Social Norms on Markets» (El Precio del Pecado: Los Efectos de las Normas Sociales en los Mercados) fue llevado a cabo por Marcin Kacperczyk de la Universidad de la Columbia Británica y Harrison Hong de la Universidad de Princeton.
«Aunque las participaciones pecaminosas no son necesariamente buenas para el alma, dan beneficios mayores», afirmaba Kacperczyk. Sin embargo, instituciones como fondos de jubilación, universidades, y organizaciones religiosas son menos proclives a apoyar las participaciones pecaminosas debido a su exposición a la opinión pública.
En un artículo el 26 de marzo el Christian Science Monitor consideraba la cuestión de los beneficios en las inversiones éticas. El artículo citaba un estudio del Morningstar, un grupo de investigación de inversiones, que encontró que los inversores en fondos socialmente responsables tienden a sufrir más que los demás cuando los mercados se desploman. Además, cuando sube el valor de las acciones los fondos éticos no se benefician tanto como otros fondos.
El Wall Street Journal se mostraba un poco más optimista en un artículo el 20 de marzo. Examinando la categoría de los así llamados fondos de carácter religioso, concluía que sus resultados están mejorando. El artículo también admitía que si uno siente profundamente su fe, los productos ofrecidos por estos fondos pueden ser una buena idea.
Además, algunos de estos fondos tienen beneficios bastante sólidos, como informaba Associated Press el 2 de enero. El islámico Amana Trust Income Fund ha tenido unos beneficios de cerca del 19,3% en el 2006, mientras que los Ave Maria Catholic Values Fund consiguieron unos beneficios de cerca del 14,2% en el mismo periodo.
Fueron batidos, sin embargo, por un «fondo del vicio» que invierte en alcohol, tabaco, armas y juegos de azar. Según Associated Press, el Fondo del Vicio mostró unos beneficios de cerca del 23,2% el año pasado.
Cortinas grises
Decidir qué es una inversión ética no es siempre una opción entre blanco y negro, como explicaba un artículo del New York Times el 7 de abril. Un ejemplo citado por el artículo eran las empresas petrolíferas. Exxon Mobil ha sido criti
cada por su papel combativo en el caso del cambio climático. En contraste, BP se ha considerado una empresa amistosa con el medio ambiente, y aceptable para los inversores éticos.
A pesar de tales opiniones, la explosión que tuvo lugar en una refinería de BP en Texas en el 2005 llevó a la conclusión de que la empresa tenía un pobre expediente en cuanto a seguridad. Exxon Mobile, por el contrario, es más segura y no ha tenido un derramamiento grave de petróleo desde 1989.
El artículo del New York Times también cuestionaba la capacidad de algunos grupos encargados de clasificar qué fondos son de confianza cómo para decir si una empresa es ética o no, para evaluar la situación de grandes empresas que actúan en muchos países.
Es necesario proclamar el Evangelio en los complejos mundos actuales, incluyendo el de los negocios y la economía, observa el Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia (No. 70). Una tarea que están llevando a cabo algunos inversores con sus decisiones sobre dónde poner el dinero. Aunque no exenta de dificultades, promete ser una tendencia que seguirá ganando fuerza.
Por el padre John Flynn