BRASILIA, martes, 3 julio 2007 (ZENIT.org).- La promoción de la legalización del aborto por parte del gobierno de Brasil, donde se puede practicar en caso de violación y riesgos para la gestante, se ha lanzado a la sociedad como una cuestión de salud pública, pero es falso que sea tal, denuncia una experta.
Según datos empleados por el ministro de Salud brasileño, José Gomes Temporão, en el marco de un encuentro con la prensa, el número de abortos clandestinos en el país fue, en 2005, de 1,040 millones.
En recientes declaraciones al diario Folha de S. Paulo, el titular de la cartera sanitaria afirmó que la cuestión del aborto «es un debate que entra en el terreno de la religión, de la filosofía, de la moral, permanece como algo abstracto». «Pero no trabajo con abstracciones, trabajo con las 170 mujeres que murieron en 2005, cuarta causa de muerte materna», añadió.
Abogada experta en Familia y Derecho canónico matrimonial, así como presidente de la Federación Paulista de los Movimientos de Defensa de la Vida, Maria Dolly Guimarães advierte de que la disminución de la mortalidad materna no depende de la legalización del aborto, sino de la asistencia sanitaria en el período pre-natal, del parto y del post-parto.
«Los países con una buena asistencia sanitaria tienen una mortalidad materna reducida, mientras que los países que no la tienen registran elevados valores en esta tasa», observa.
En Brasil «mueren más mujeres al año (unas 3.000) por contacto con plantas y/o animales venenosos que por abortos, y hasta ahora ésta no es una cuestión de salud pública», informa.
Guimarães aclara que la promoción de la legalización del aborto en Brasil se introduce en el contexto de una agenda internacional orientada a modificar la legislación principalmente en los países más pobres.
Y es que la teoría de que «el aborto es una cuestión de salud pública» «ha sido la tesis de las Conferencias del Cairo (1994) y de Pekín (1995), organizadas por la ONU, que promueve a nivel internacional el aborto», recuerda.
Contestando la aseveración de que una presunta legalización del aborto contribuiría a reducir la mortalidad materna, la experta cita datos de distintos países.
Comenta que en Europa, en países en los que el aborto al menos hasta este año –considerando el caso de Portugal- estaba prohibido, la mortalidad materna es inferior respecto a otros países en los que esta práctica ha sido legalizada hace varios años.
«Portugal (8 muertes maternas por cada 100.000 nacidos vivos), Irlanda (5 muertes…) y Polonia (4 muertes…), donde el aborto está o estaba prohibido hasta este año, registran una mortalidad materna inferior a la de Inglaterra (13 muertes), los Estados Unidos (17 muertes), en los que el aborto fue legalizado hace décadas, y Rusia (67 muertes)», cita.
«Lo mismo ocurre en América Latina –prosigue–: Chile (31 muertes), Costa Rica (29) y Uruguay (27), donde el aborto está prohibido, tienen una mortalidad inferior a Cuba (33 muertes) y a Guyana (170), donde el aborto fue legalizado hace años».
De acuerdo con la jurista, otra afirmación de los promotores del aborto que no corresponde a la verdad es aquella según la cual, con tal legalización, disminuiría el número de abortos.
«Si esto está ocurriendo en algunos países europeos (Francia, Alemania, Holanda y Bélgica) es porque en ellos está disminuyendo la natalidad en su conjunto -puntualiza-, y por lo tanto también el número de abortos».
«En cambio, en gran parte de las naciones que han legalizado el aborto, el número de los mismos sigue aumentando o se ha estabilizado en valores superiores a los que se registraban antes de la legalización», confirma Guimarães.
Ejemplo típico está, en su opinión, en los Estados Unidos, donde se practican aproximadamente un millón de abortos legales al año, mientras que antes de la legalización no superaban los 200 mil. «Lo mismo se verifica en Inglaterra, Canadá, España, Rusia, Cuba, Australia y Nueva Zelanda», subraya.
«¿Es que quien lucha por la salud pública no se está dejando influir por otros motivos que alegan precisamente la salud pública como medio de propaganda para legalizar el aborto? Se trata, por lo tanto, de una falsa cuestión de salud pública, detrás de la cual se esconden otras motivaciones e intereses», concluye.