LORETO, domingo, 2 septiembre 2007 (ZENIT.org).- Uno de los momentos más emocionantes del encuentro que mantuvo en la tarde de este sábado Benedicto XVI con unos 400 mil jóvenes italianos estuvo marcado por la participación del padre Giancarlo Bossi, misionero, secuestrado durante 39 días en Filipinas.
En el discurso a los muchachos, el Papa le mencionó, llamándole por su nombre y apellidos, para constatar que «nos podría decir muchas cosas» sobre una vida de seguimiento a Cristo, y reconoció que «rezamos mucho por él durante el período de su secuestro en Filipinas, y hoy estamos felices de tenerlo entre nosotros».
«Con él quisiera saludar y dar las gracias a todos los que gastan toda su existencia por Cristo en las fronteras de la evangelización», dijo el Papa.
Por su parte, el padre Bossi, de 57 años, secuestrado el 10 de junio pasado, dijo al Papa que había venido a Loreto para dar las «gracias»: «a Dios, por haber cuidado una vez más con amor mi vida entre sus manos; a usted, por haberme llevado en su corazón de padre durante mi secuestro; y a todos estos jóvenes, pues con su oración y su amor me han dado aliento para permanecer fiel a Cristo, a su Iglesia, a mi vocación misionera y a la gente a la que pertenezco».
«Gracias, en nombre de Dios», concluyó el sacerdote italiano del Pontificio Instituto para la Misiones Exteriores (PIME), quien volverá a Filipinas para continuar con su ministerio.