Convocada «La Gran Misión de Lima»

Por el cardenal Juan Luis Cipriani

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LIMA, martes, 8 enero 2008 (ZENIT.org).- Durante la celebración de la solemnidad de la Maternidad de la Virgen María, el 1 de enero pasado, el cardenal Juan Luis Cipriani, arzobispo de Lima, anunció la convocatoria en la arquidiócesis de «La Gran Misión de Lima», siguiendo la misión continental anunciada en la V Conferencia General de Aparecida.

Una misión, dijo como cita la agencia vaticana para la Evangelización de los Pueblos, Fides, que «dará muchos frutos de santidad, de bienestar, de ilusión a la familia, a la juventud, a la educación a todo el mundo».

Según explicó el cardenal, con esta misión que comenzará propiamente el domingo 27 de abril, solemnidad de Santo Toribio de Mogrovejo, segundo arzobispo de Lima y patrono del episcopado latinoamericano, se busca «reforzar la identidad de hijos de la Iglesia católica».

«Queremos ofrecer –afirmó el Cardenal en la homilía– ese tesoro maravilloso que se nos ha dado, la pertenencia a la Iglesia, la identidad con Cristo».

Durante la celebración de la Gran Misión se dará prioridad a la formación religiosa en todas sus dimensiones, «necesitamos no solo escuchar y aprender el catecismo –continuó el cardenal– sino ver modelos, personas, jóvenes, hombres, mujeres, niños, casados y solteros, religiosos y civiles».

«Por eso, esta siembra de valores cristianos en la vida de la sociedad, será una tarea muy grande, muy entusiasmante y con mucho trabajo».

El arzobispo de Lima ha pedido de forma especial a los medios de comunicación que ayuden a difundir todas las iniciativas que tendrán lugar en la Gran Misión de Lima y que se irán dando a conocer poco a poco.

Según explicó, la Gran Misión de Lima tendrá tres grandes directrices: doctrina, vida y voluntariado.

«Hay que dar a conocer la doctrina: conocer quién es Jesús, qué es la Iglesia, cuáles son los sacramentos, qué es la oración, en qué creemos, porqué creemos, qué es la vida eterna, qué cosa es el pecado, la gracia y dar a conocer el contenido que Jesús nos trajo y nos enseñó», expuso el pastor de Lima.

Señaló que el segundo elemento importantísimo de esta Gran Misión es el testimonio de vida: «Es decir, promover la experiencia para que cada uno viva un encuentro personal con Cristo, lo refleje y lo lleve a cabo. La experiencia vivida para que todos nos esforcemos en ser un poquito mejores, buscando la santidad».

Por último, explicó que en la Gran Misión de Lima tiene que «generarse un espíritu del voluntariado, todo hombre de fe tiene que estar comprometido en la ayuda al prójimo; es decir, algo que yo libremente doy de mí a los demás, de mi tiempo, mi dinero y mi corazón».

La Gran Misión de Lima culminará en el 2010 con la convocatoria a un Congreso Eucarístico y Mariano.

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ZENIT Staff

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