ROMA, martes, 29 enero 2008 (ZENIT.org).- La asociación católica internacional Ayuda a la Iglesia Necesitada (AIN) ha confirmado a Zenit un ataque sufrido por el superior provincial de los franciscanos en Sarajevo.
El padre Mijo Džolan, a la cabeza de la provincia que abarca Bosnia y Serbia, fue asaltado en la noche del 21 de enero por unos desconocidos en la casa provincial de la capital bosníaca.
Alrededor de las 1.40 horas, dos enmascarados forzaron la ventana del dormitorio del padre Džolan. Uno de los intrusos le colocó una pistola en la frente y le exigió dinero.
El provincial, de 58 años de edad, conservó la calma y explicó a los hombres que la casa provincial es sólo un edificio administrativo, y que no disponía de dinero en efectivo. Los hombres lo acusaron de mentiroso y amenazaron con matarlo. Cuando el padre Džolan insistió en que no tenía dinero, lo golpearon con la culata de la pistola en la espinilla y huyeron.
Cuando los intrusos se marcharon, el provincial pidió socorro. Uno de los franciscanos lo encontró, y unos vecinos musulmanes llamaron a la policía, que llegó con velocidad, según explicaron los franciscanos.
El padre Džolan fue trasladado al hospital, pudiendo regresar a la casa provincial poco después.
En declaraciones posteriores el padre Džolan reconoce que cuando fue amenazado con la pistola «era consciente del peligro real de ser asesinado por los intrusos. Pero no sentí miedo, sólo sentía una impotencia que de pronto se tornó en un sentimiento de entrega agradecida a Dios. El sentimiento de abandono y soledad total se transformó en algo radicalmente nuevo».El sacerdote no se queja de los golpes recibidos. «Sin embargo --reconoce--, el trauma psicológico de ser despertado brutalmente con una pistola entre ceja y ceja es algo que tardaré en asimilar».
«Me ha ayudado el apoyo y la solidaridad que me han transmitido numerosas personas de la Iglesia y de la vida política y cultura», reconoce, agradeciendo también la cercanía que le ha demostrado Ayuda a la Iglesia Necesitada.
«La experiencia ha fortalecido mi confianza en la presencia de Dios en cualquier momento de la vida, ya sea bueno o malo. A raíz de este desgraciado incidente, ya no doy por sentado que veré amanecer todos los días, sino que lo considero un regalo», reconoce.
El franciscano explica que «el incidente ha intranquilizado mucho a los católicos croatas de Bosnia-Herzegovina».
«Y esta es la razón por la que he rogado a los medios de comunicación que no interpreten inmediatamente este asalto como un ataque dirigido contra los católicos croatas. Esperemos primero a ver cuáles son los resultados de la investigación policial objetiva», afirma.
«Tanto si este incidente no es más que un acto criminal aislado como si se trata de un intento dirigido a intimidar a los católicos de Bosnia-Herzegovina, debemos más que nunca intentar desenmascarar los centros de la intolerancia y el fanatismo», afirma.