Sydney ultima detalles para acoger a los peregrinos
SYDNEY, domingo, 1 junio 2008 (ZENIT.org).-Si no lo sabían antes, los residentes en Sydney ahora saben que los peregrinos de la Jornada Mundial de la Juventud pronto inundarán sus calles, playas, avenidas comerciales y medios.
La conciencia de la ciudad se despertó el pasado fin de semana cuando numerosos jóvenes voluntarios en Sydney renunciaron a su sábado para repartir tarjetas y globos, informando a la población de Sydney del próximo día de la juventud.
El evento es parte de la estrategia del Servicio de la Juventud Católica (CYS) archidiocesano para implicar a la comunidad más extensa en las actividades que tendrán lugar del 15 al 20 de julio. La misión se ha llamado «Operación Activar» –o «Act1v8»–, basada en el tema de la Jornada Mundial de la Juventud tomado de Hechos 1,8.
El coordinador del equipo CYS del evento, Vincent Haber, dijo a Zenit que no ha sido más que una actividad entre muchos empeños promocionales que el grupo ha estado coordinando en los últimos días.
«Con este ejercicio, damos a conocer el rostro fresco de la Jornada Mundial de la Juventud, unido a nuestro entusiasmo por ella, al público en general que se puede parar, hacer preguntas, mantener una charla y obtener folletos de información concisa que no se pueden conseguir online», añadió.
La participante Monica Doumit, de 26 años, expresó su sentimiento de que la actividad es vital para combatir algunas de las informaciones de prensa negativas sobre el evento. «Hay gente que ha oído algo sobre la Jornada Mundial de la Juventud, pero muchos de ellos necesitaban clarificar los hechos y ser personalmente invitados antes de dar un paso hacia el voluntariado o incluso para inscribirse».
La amiga de Doumit, Vicki Kassouf, añadió que le gusta la oportunidad de evangelizar: «Alguna gente estaba un poco nerviosa por tener que abrirse sobre su fe y era muy especial cuando se paraban para charlar y hablaban de sus pasadas experiencias y su itinerario de fe».
Corinne Lindsell, coordinadora de acogida de su parroquia, de 24 años, indicó que «el momento estaba allí, la emoción estaba allí, y la realidad de que está a sólo siete semanas dio en el blanco».
El domingo, los obispos, sacerdotes y seminaristas de Sydney presidieron al mismo equipo juvenil y a los feligreses en general en la procesión de Corpus Christi.
El evento atrajo mucho la atención de los transeúntes y los jóvenes de Sydney estaban otra vez a la mano llevando camisetas con las estimulantes palabras «pregúntame» impresas en ellas.
«Ser capaz de usarlo hoy como detonante para dialogar sobre nuestra fe con quienes están en la calle es un testimonio especial que estamos dando a nuestra ciudad -dijo el coordinador de la juventud franciscana de la Jornada Mundial de la Juventud, de 23 años, Ben Galea–. Es sólo una prueba de lo que la Jornada Mundial de la Juventud hará a todo nuestro país».
El lunes –exactamente 50 días antes del evento juvenil– la comisión organizadora de la Jornada Mundial de la Juventud dio una rueda de prensa para desvelar los encuentros cara a cara previstos con la gente joven.
Estos incluyen el tradicional almuerzo con 12 jóvenes elegidos; una Misa con seminaristas durante la que el Papa bendecirá y dedicará el nuevo altar de la catedral; y una única petición hecha por el mismo Benedicto XVI de encontrarse con algunos de los jóvenes marginados de Sydney.
El obispo Anthony Fisher, coordinador de la Jornada, explica: «Será un punto de inicio que les una a la misión sanadora que tiene lugar en la Iglesia católica».
A menos de 50 días, la emoción aumenta, según la voluntaria Activ8 Monica Doumit: «Viendo sólo el impacto de estos encuentros del pasado fin de semana, y recordando mi experiencia en Colonia, ahora puedo no sólo ayudar sino implicar a cualquiera en la conversación sobre la Jornada Mundial de la Juventud.
«¡Me encuentro hablando de la Jornada Mundial de la Juventud en el tren, al chico al que le estoy comprando el café, en el trabajo y en cualquier lugar porque conocemos el potencial de la gente joven!»
Por Catherine Smibert, traducido del inglés por Nieves San Martín