Obispos argentinos: “La nación requiere gestos de grandeza”

Declaración tras una reunión extraordinaria ante la grave situación

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BUENOS AIRES, viernes, 6 junio 2008 (ZENIT.org).- La Comisión Permanente del Episcopado Argentino ha celebrado este jueves una reunión extraordinaria ante la grave situación que vive el país y ha emitido una declaración titulada «La nación requiere gestos de grandeza».

Los obispos explican en su declaración que se han reunido «con motivo de  la grave situación planteada por el prolongado conflicto entre el sector agropecuario y el Gobierno Nacional».  Expresan su deseo de contribuir con su palabra y su acción pastoral «al fortalecimiento de la paz social y de la democracia».

Afirman los prelados argentinos que se sienten obligados a preguntarse «nuevamente, y con dolor: ¿nuestras relaciones seguirán marcadas por la confrontación? ¿Una vez más nuestra vida social estará signada por la fragmentación y el enfrentamiento? ¿Seremos incapaces de fundamentar nuestros vínculos en un diálogo sincero y constructivo? ¿No hemos aprendido nada de nuestra historia?».

Ante ello explican que «es preciso que tomemos conciencia de que situaciones como ésta que vivimos nos menoscaban como comunidad, nos aíslan del mundo y en definitiva perjudican especialmente a los más pobres».

«Es más -añaden–, este conflicto ha puesto de manifiesto falencias profundas de nuestra vida republicana. La persistencia misma del conflicto y la aparente imposibilidad de resolverlo constituyen un signo de debilidad institucional; son una prueba del escaso aprecio que, como sociedad, otorgamos a la importancia y dignidad de la acción política como el ámbito propio para la superación de las diferencias y el afianzamiento de la amistad social».

Consideran los obispos «que la solución sólo puede encaminarse mediante gestos de grandeza y una vigencia aún más plena de las instituciones de la República».

Recuerdan palabras suyas anteriores:  «Tenemos que promover el verdadero federalismo, que supone el fortalecimiento institucional de las provincias, con su necesaria y justa autonomía respecto del poder central» (93º Asamblea Plenaria).

Los obispos subrayan que «no es propio de los poderes públicos empeñarse como parte en los conflictos, sino abocarse a su solución como principales responsables del bien común de acuerdo a las funciones que a cada uno de ellos les atribuye la Constitución Nacional.  La efectiva independencia de los poderes legislativo y judicial es un punto clave de la plena vigencia del estado de derecho».

Y recuerdan la Doctrina Social de la Iglesia: «Quienes tienen responsabilidades políticas no deben olvidar o subestimar la dimensión moral de la representación que consiste en el compromiso de compartir el destino del pueblo y en buscar soluciones a los problemas sociales. En esta perspectiva una autoridad responsable significa también una autoridad ejercida mediante el recurso a las virtudes que favorecen la práctica del poder con espíritu de servicio: paciencia, modestia, moderación, caridad, generosidad» (Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia, 410).

Por otra parte, indican los firmantes de la declaración, «aunque hubiera reclamos justos, no es en las calles ni en las rutas donde solucionaremos nuestros problemas». Por ello piden «encarecidamente al Gobierno de la Nación que convoque con urgencia a un diálogo transparente y constructivo, y a los sectores en conflicto que revean las estrategias de reclamo». «Ni la moderación en las demandas -añaden–, ni la magnanimidad en el ejercicio del poder son signos de debilidad».

Afirman también que «es necesario que los habitantes de esta tierra bendecida abundantemente por la Providencia hagamos un profundo examen de conciencia y nos decidamos a obrar como ciudadanos responsables. Pensemos más en qué podemos aportar a la Patria y no tanto en qué tiene que darnos el país. Todavía son muchos los hermanos que viven en pobreza y exclusión y que esperan de todos los argentinos un compromiso firme y perseverante por la justicia y la solidaridad».

Reconocen que «en los momentos difíciles los cristianos experimentamos más intensamente la necesidad de la oración, de decirle a Jesucristo, Señor de la Historia: ‘Precisamos tu alivio y fortaleza, queremos ser Nación’. Para lograrlo, ‘concédenos la sabiduría del diálogo y la alegría de la esperanza que no defrauda'».

Concluyen exhortando «a nuestros compatriotas a acompañar la oración con un gesto de desprendimiento en favor de nuestros hermanos más necesitados» y poniendo «este mensaje en las manos y en el corazón de nuestra Madre de Luján, pidiéndole que una vez más interceda por nosotros y acompañe el camino de las autoridades, de los dirigentes de los diversos sectores y de todo el pueblo argentino».

Por Nieves San Martín

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ZENIT Staff

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