ROMA, lunes 6 de octubre de 2008 (ZENIT.org).-Los dos polos de “proceso exegético y hermenéutica creyente” no deben entenderse “como una contraposición de dos fuentes”, afirman los biblistas italianos en una carta dirigida al cardenal Angelo Bagnasco, presidente de la Conferencia Episcopal Italiana, y a los participantes italianos en el Sínodo de Obispos sobre “La palabra de Dios en la vida y en la misión de la Iglesia”.
La carta ha sido elaborada por el Consejo de Presidencia de la Asociación Bíblica Italiana (ABI) y los expertos presentes en la 40 semana bíblica nacional, que se realizó del 8 al 12 de septiembre del 2008 en la sede del Pontifico Instituto Bíblico de Roma, sobre el tema “Proceso exegético y hermenéutica creyente: una polaridad intrínseca a la Biblia”.
Entre las sugerencias de algunos puntos de reflexión para el Sínodo, los autores recuerdan que “la exégesis de las Escrituras, rigurosamente histórica y literaria, se realiza frecuentemente, en un horizonte de fe, que implica una comprensión eclesial de la Biblia y de sus textos, bien sea en el presente o en la historia pasada”.
“De manera complementaria – agregó – la hermenéutica creyente se ejercita muy a menudo empleando metodologías que se aplican con una sistematicidad y una explícita reflexión crítica. Sin embargo, en los dos ámbitos no es raro encontrar posturas contrapuestas que se han agudizado en los últimos años”.
En la carta vuelve a llamarse la atención sobre la “relación entre la exégesis científica y la reflexión creyente”. “El término exégesis alude a una unión de técnicas teóricas, experimentadas y codificadas, utilizado para una lectura “científica” de las Sagradas Escrituras, consideradas también como corpus de textos inspirados y autorizados”.
“Esta lectura se propone a inteligencia de cada persona, prescindiendo de su decisión de fe – añade-. La variedad y la riqueza de los métodos, progresivamente perfeccionados, permite tener perspectivas siempre nuevas en la lectura de los textos bíblicos”.
“Las profundizaciones que derivan de ahí – se lee en la carta – se apoyan dentro de la teología y de la cultura”, tanto que “algunos resultados constituyen verdades y auténticos puntos de no retorno”.
“No obstante el trabajo exegético, diversamente valorado en las diferentes culturas, se da en un contexto en el que está presente también una interpretación de las Escrituras guiada y alimentada por la experiencia de fe – explican-. La reflexión creyente se mueve en el interior de la historia y trae impulso de la pluralidad de las culturas”.
“La hermenéutica creyente interroga a los textos bíblicos para nutrir la existencia y la fe”, recuerdan.
“La interpretación – añaden– parte de la base de que los textos bíblicos tienen un contenido doctrinal absoluto y permanente (para nuestra salvación, Dei Verbum 11 – 12), que, no obstante, debe ser actualizado en el proceso de la tradición viva de la fe y a partir de la vida de la comunidad cristiana y de cada creyente”.
“En las situaciones concretas los dos polos, teóricamente distintos, tienden a identificarse gracias a la interacción y la coincidencia de intereses, que no excluyen posibles conflictos e incomprensiones”.
Por esto, se subraya en la carta, “la exégesis de los textos bíblicos, aunque busca su verdad en la aplicación rigorosa de los métodos científicos, exige que el estudioso reconozca las instancias y los contenidos de la fe inscrita en lo textos mismos, ya interpretados en el curso de la historia”.
Al mismo tiempo, la “hermenéutica creyente (…) exige una coherencia formal competa y sobre todo, una severa verificación racional no inferior a la de la exégesis crítica”.
Sucesivamente, detectando en Italia “señales de vivo interés” hacia la Palabra de Dios, así como por los “frutos abundantes” que derivan de la renovación bíblica que brota del Concilio Vaticano II, los biblistas afirman que “hay todavía mucho trabajo que desarrollar, tanto por lo que tiene que ver con la formación bíblica de base, como para que la Sagrada Escritura se convierte en “el alma” de la vida eclesial”.
Fundada en 1948, la ABI está reconocida por la Conferencia Episcopal Italiana y cuenta actualmente con cerca de 750 socios ordinarios, entre ellos docentes de Sagrada Escritura de las universidades pontificias o de materias que conciernen a la Biblia que trabajan en las universidades estatales.
También pertenecen a ella diversos obispos. Los socios agregados son cerca de 150 y trabajan en el campo de la pastoral bíblica.
El ABI representa oficialmente a la CEI ante la Federación Bíblica Católica. Desde hace quince años, coopera con el sector de Apostolado Bíblico de la Oficina Catequística Nacional de la CEI, además de participar en la Coordinación de las Asociaciones teológicas italianas.
Además, promueve y anima encuentros de estudio y de oración para favorecer el diálogo ecuménico con los cristianos de otras confesiones presentes en Italia.
[Por Mirko Testa, traducido por Carmen Villa]