PALMA DE MALLORCA, lunes, 13 de octubre de 2008 (ZENIT.org).- Estos tiempos no son buenos para la contemplación. Precisamente para esto la poesía mística es necesaria. Lo piensa el general de los Clérigos Regulares, conocidos como teatinos, el padre Valentín Arteaga, ganador del Premio Rielo de Poesía Mística y cuya obra ganadora, "Oficio en mí menor", ha sido presentada ahora en Madrid y Palma de Mallorca.



Durante la presentación se constató que hoy "todo es ajetreo y ansiedad provocada por el activismo, por lo útil y por lo rentable" y "de ahí que la poesía, la buena poesía, nos rescata de esa atracción pretendidamente-- fatal de nuestra historia y de nuestro tiempo".



Ver el mundo con estos ojos es la voluntad de un poemario como "Oficio en mí menor", que se llevó el XXVI Premio Mundial Fernando Rielo de Poesía Mística.



En Madrid, el pasado 30 de septiembre el autor habló de la intrahistoria de su poemario y fue recitando algunos de sus poemas. Terminó el acto con las preguntas y comentarios de cuatro de los poetas galardonados con las últimas ediciones del Premio: Mª José Romero, Teodoro Rubio, José Javier Aleixandre y Miguel de Santiago, que lograron extraer de Valentín Arteaga importantes matices sobre su libro y sobre la poesía mística.



La presentación de Oficio en mí menor en Mallorca, el 1 de octubre, contó con Valentín Arteaga, con José Mª López Sevillano y con la intervención de Joan Bauzà, Canónigo de la Catedral de Palma de Mallorca y periodista.



Según Ascensión Escamilla, de la Fundación Rielo, "el autor expresa su experiencia íntima cotidiana emulando la estructura formal del Libro de las Horas y desarrolla una poesía de claridad, júbilo y asombro, pero un asombro inocente que intenta ver el misterio que hay en las cosas."



"En realidad, los verdaderos poetas tienen corazón de niño para contemplar. Tal vez por eso, la imagen de las madres es un término recurrente en este libro que refresca nuestra memoria con los sueños de una niñez que la propia vida va asfixiando o deteriorando", afirma Escamilla.



Valentín Arteaga (1936) nació en La Mancha de Campo de Criptana (Ciudad Real). Estudió Humanidades en el Seminario Diocesano de Ciudad Real y se licenció en Teología por la Universidad Pontificia Gregoriana de Roma.



El padre Valentín Arteaga ha ganado decenas de premios de poesía, actividad que no ha abandonado y que compagina con su labor como prepósito general de los teatinos desde Roma.



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