CIUDAD DEL VATICANO, lunes, 13 de octubre de 2008 (ZENIT.org).- Después de las 191 intervenciones preparadas y leídas y de 99 intervenciones libres, que han resonado entre el 6 y el 13 de octubre en el aula del Sínodo de los Obispos sobre la Palabra, cinco temas han recibido un interés particular.

No son los únicos pero sí son algunos de los más mencionados. En los próximos días, expondremos otros, acompañados por los mismos padres sinodales.

1. La Palabra no es la biblia.

El Sínodo comenzó aclarando un malentendido común entre muchos creyentes: como explicó en su relación antes del debate, el cardenal Marc Ouellet, P.S.S., arzobispo de Quebec, la Palabra no es un simple texto escrito, es el mismo amor de Dios hecho hombre en Cristo.

Por tanto, la Palabra es mucho más que la Biblia, de hecho el Nuevo Testamento nace en el seno de la Iglesia naciente e implica por tanto la Tradición y la interpretación del Magisterio.

Entre el 7 y 8 de octubre, numerosas intervenciones de los padres sinodales insistieron en esta aclaración.

Los mismos padres han aclarado que este Sínodo no busca reescribir la constitución dogmática "Dei Verbum" del Concilio Vaticano II, que ya explica estas cuestiones doctrinales. Por tanto, no es un Sínodo doctrinal (aunque recuerde verdades del Magisterio), sino sobre todo pastoral.

Otras cuestiones como la inspiración de los autores bíblicos no se afrontan, por tanto, directamente. Más bien, varios padres Sinodales han pedido un documento de la Santa Sede sobre la interpretación de las Sagradas Escrituras, e incluso se ha propuesto que tenga el rango de texto papal en forma de encíclica (cardenal Ouellet).

2. Predicar con el ejemplo: el problema de las homilías

La preocupación por el nivel de las homilías en general se ha repetido constantemente en la primera semana del Sínodo (Cf. Zenit, 7 de octubre de 2008).

Por una parte el Sínodo está ofreciendo soluciones concretas a este problema, al que se le ha llegado a atribuir el abandono de la Iglesia por parte de fieles.

Varios obispos han pedido un "Directorio Homilético", como existe ya un "Directorio para la Catequesis", con indicaciones practicas sobre la predicación.

En este sentido, el cardenal Angelo Scola, patriarca de Venecia, relator del Sínodo de 2005 sobre la Eucaristía, ha confirmado que la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, está preparando un subsidio con material para las homilías temáticas que sirva de ayuda para los sacerdotes al preparar la predicación. No es un manual de predicación.

Numerosos obispos han insistido también en la necesidad de que los seminaristas y sacerdotes no sólo estudien la Biblia, sino que aprendan a saborearla, meditándola, como hizo este lunes el cardenal Agostino Vallini, vicario del Papa para la diócesis de Roma.

Ahora bien, muchos obispos, particularmente en las intervenciones libres han explicado que la homilía no sólo es una cuestión de formación retórica o académica.

Se han citado varias veces las famosas palabras de Pablo VI, cuando decía que el mundo escucha a los maestros pero sigue a los testigos. Si la palabra del predicador no es seguida por la vida pierde toda su credibilidad, se ha constatado.

En este sentido, se ha recordado también la expresión de Benedicto XVI cuando explica que la Palabra no es sólo "informativa", es "performativa", es decir, debe conformar la vida de una persona.

3. La "lectio divina"

Quizá uno de los términos más repetidos en esta semana ha sido "lectio divina". La meditación orante de la Palabra de Dios, particularmente en comunidad (existen diferentes metodologías, como los siete pasos para compartir del Evangelio), parece convertirse en la propuesta que los participantes de este Sínodo quieren hacer a cada parroquia.

Se puede decir, por tanto, que la eficacia práctica de este Sínodo se podrá medir dentro de diez años según la extensión de esta práctica, que ha sido impulsada desde el inicio de su pontificado por Benedicto XVI.

4. Antiguo Testamento

Varios padres han constatado la dificultad que los católicos tienen para leer y meditar el Antiguo Testamento. De este modo no pueden gozar en plenitud de la revelación divina. Este fenómeno se agrava en algunos ambientes por otros dos fenómenos.

En el caso de las Iglesias orientales, como explicó monseñor Kidane Yebio, obispo de Keren (Eritrea), en la sagrada liturgia prácticamente nunca se leen pasajes del Antiguo Testamento.

En el caso de los cristianos de Oriente Medio, a causa del conflicto entre israelíes y palestinos y de interpretaciones sionistas de la Biblia, rechazan la lectura o meditación del Antiguo Testamento.

Este grave fenómeno ha sido constatado en particular por dos patriarcas: Su Beatitud Fouad Twal, patriarca de Jerusalén de los Latinos, y Su Beatitud Grégoire III Laham, B.S., patriarca de Antioquía de los Greco-Melkitas (Siria). Este último explicó, como ejemplo, que en una celebración litúrgica un fiel árabe había cambiado la expresión bíblica "Pueblo de Israel", por "Pueblo de Palestina".

5. Exégesis

En los primeros días de Sínodo fueron numerosas las ponencias de obispos en las que constataban cómo una exégesis académica de la Biblia llevaba en ocasiones a dudar de la historicidad misma de Cristo o de que la Escritura sea un texto revelado.

Esta lectura sin fe del texto revelado habría llevado a católicos a buscar una interpretación de fe en grupos protestantes. Si bien este fenómeno preocupa profundamente al Sínodo, la asamblea también ha subrayado la importancia de la aportación de la exégesis a la comprensión de la Palabra.

En la relación de apertura, el cardenal Ouellet propuso a los exégetas y biblistas una visión de fe y de escucha del Espíritu, superando así desde el inicio un debate no necesario. Fe y ciencia bíblica no están reñidas, han insistido los obispos.

6. Traducciones y distribución de la Biblia

El argumento fue presentado ante la asamblea por monseñor Louis Pelâtre, vicario apostólico de Estambul (Turquía), quien constató que en muchas lenguas locales todavía no se ha traducido la Biblia.

Cuando estas poblaciones minoritarias son pobres, tampoco existen recursos para imprimir y distribuir Biblias a precios asequibles.

Han sido numerosas las intervenciones de obispos africanos, latinoamericanos y asiáticos para pedir que se cree un organismo en la Iglesia católica que ayude en todos los sentidos a resolver este grave problema, también desde el punto de vista económico.

Ambiente

Desde que se restableció la práctica de convocar al Sínodo de los Obispos tras el Concilio Vaticano II, ésta asamblea es quizá las más serena, signo de una nueva unidad encontrada en la Iglesia tras divisiones de décadas pasadas. Así lo constataba, por ejemplo este lunes a ZENIT, el cardenal Óscar Rodríguez Maradiaga, arzobispo de Tegucigalpa.

A este ambiente de unidad ha contribuido el tema escogido por Benedicto XVI, "La Palabra de Dios en la vida y en la misión de la Iglesia", argumento que toca el corazón de cada uno de los presentes.

Por Jesús Colina