El Papa alienta la “gran misión evangelizadora” de Ecuador

Reiteró su pesar por la muerte del cardenal González Zumárraga

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CIUDAD DEL VATICANO, jueves 16 de octubre de 2008 (ZENIT.org).- El Papa Benedicto XVI alentó hoy a los obispos de Ecuador a seguir adelante con la “gran misión de evangelización” que se ha puesto en marcha en todo el continente latinoamericano, “en medio de un ambiente cultural y social que parece olvidar las raíces espirituales más profundas de su identidad”.

El Papa destacó la importancia de esta “nueva evangelización”, que comparó con la primera evangelización del continente, en cuanto a calado y profundidad. Auguró a los prelados una renovación del ardor misionero de los inicios de la predicación evangélica, así como del primer anuncio del Evangelio en vuestras tierras”.

Esta nueva “misión evangelizadora”, explicó, debe apoyarse especialmente en los sacerdotes, pero también en un “laicado maduro que Ecuador necesita”.

Respecto de los sacerdotes, el Papa reiteró la importancia del papel del obispo en la formación y elección de los seminaristas, a quienes deben “acompañar con la oración, afecto y cercanía, asegurándoles, además, una adecuada formación permanente que les ayude a mantener vibrante su vida sacerdotal”.

Otra cuestión a la que el pontífice dio gran importancia fue la pastoral vocacional, que debe implicar “a todos los grupos, movimientos y personas de vuestras diócesis, sembrando en los jóvenes la pasión por la figura de Jesús y los grandes ideales del Evangelio”.

“Este esfuerzo ha de ir acompañado del máximo cuidado en la selección y en la preparación intelectual, humana y espiritual de los seminaristas. De esta manera, fieles a las enseñanzas del Magisterio y con la conciencia clara de ser ministros de Cristo Buen Pastor, podrán asumir con gozo y responsabilidad las exigencias del futuro ministerio”.

Un laicado maduro

Respecto de los laicos, el Papa subrayó la necesidad de “un laicado maduro y comprometido que, con una sólida formación doctrinal y una profunda vida interior, viva su vocación específica: iluminar con la luz de Cristo toda la realidad humana, social, cultural y política”.

Recordó que, aunque “la actividad de la Iglesia no puede confundirse con el quehacer político”, es su deber “ofrecer al conjunto de la comunidad humana su propia contribución a través de la reflexión y de los juicios morales, incluso sobre aquellas cuestiones políticas que afectan de modo especial a la dignidad de la persona”.

Entre las diversas cuestiones, el Papa habló de “la promoción y estabilidad de la familia, fundada sobre el vínculo del amor entre un hombre y una mujer, la defensa de la vida humana desde el primer momento de su concepción hasta su término natural, así como la responsabilidad de los padres en la educación moral de sus hijos”.

Por otro lado, el Papa tuvo un especial recuerdo para el recientemente fallecido cardenal Antonio González Zumárraga, arzobispo emérito de Quito, de quien destacó la “abnegación y fidelidad con ha servido a la Iglesia hasta el final de sus días”.

También aludió a la reciente canonización de Narcisa de Jesús Martillo Morán, el pasado domingo, a quien pidió su intercesión para la “misión continental” de evangelización.

[Por Inma Álvarez]

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ZENIT Staff

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