El Sinodo en directo: una mitra perdida y una síntesis magistral

El cardenal Ouellet sintetiza el Sínodo

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CIUDAD DEL VATICANO, jueves 16 octubre 2008 (ZENIT.org).- El padre Thomas Rosica, portavoz para la lengua inglesa del Sínodo Mundial de los Obispos 2008, director del canal de televisión «Salt and Light» de Canadá, que sigue día a día lo que pasa en el aula, describe a los lectores de Zenit el clima distendido que reina entre los padres sinodales.

 

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Tras el desconcertante anuncio en el aula del sínodo de que un padre de la Iglesia Oriental había olvidado su mitra en el concierto del lunes en la basílica de San Pablo Extramuros, supimos que se encontró en la mañana de este jueves en la sala del sínodo una cruz pectoral de uno de los padres de rito latino, probablemente un arzobispo.

El propietario fue invitado a adelantarse e identificar la cruz pectoral antes de que el Papa se uniera a nosotros al final de la jornada. Ni qué decir tiene que ambos anuncios suscitaron sonrisas y nos permitieron comprobar que el despiste no se limita a los líderes de la Iglesia oriental.

La mañana del miércoles se dedicó a la última ronda de intervenciones de cardenales y obispos que participan en el sínodo. Me gustaría referirme a dos de las intervenciones de cinco minutos de la congregación de esta mañana.

El cardenal salesiano Joseph Zen de Hong Kong habló en perfecto italiano sobre cómo las semillas del Verbo de Dios se ven en los pueblos que gozan de una “cultura sabia”. El cardenal habló de la armonía que hay entre las seis religiones de su país. También dijo que los grupos religiosos trabajan juntos, no tanto para formalizar el diálogo interreligioso sino más bien para unirse en preservar el valioso legado de la sabiduría china.

“La Iglesia –dijo el cardenal Zen–, ha encontrado siempre un aliado en la sabiduría de Confucio». El purpurado ofreció este sabio consejo a su audiencia internacional: “Si estuviéramos movidos por la caridad y fuéramos capaces de instilar en la nueva generación la virtudes chinas de […] fidelidad, honestidad, pundonor, entonces les habríamos ayudado a dar un gran paso adelante hacia la santidad”.

Cuando estas virtudes se pierden en las vidas del pueblo chino, añadió, hay un tremendo declive de los valores sagrados de la vida, matrimonio y familia. También aludió al aumento de corrupción flagrante, el silencio de la voz de la conciencia y la voluntad de hacer lo que sea para tener beneficio. Dió el ejemplo del reciente escándalo de la contaminación de la leche en China que produjo la muerte de cuatro niños y grave enfermedad a miles.

El cardenal italiano Giovanni Battista Re, prefecto de la Congregación de los obispos, ofreció una reflexión que pienso debería enviarse a cada obispo del mundo. Partiendo de la constitución dogmática “Lumen Gentium”, el purpurado italiano habló sobre el papel principal del obispo como “heraldo de la palabra de Dios, un auténtico doctor, investido con la autoridad de Cristo, uno que señala la palabra y la pasa a los otros; un maestro que guarda fielmente esta palabra, un testigo que la proclama incluso con el ejemplo de su propia vida”.

El cardenal acabó su intervención dejándonos una imagen muy sugerente. Evocó el momento significativo de la ceremonia de ordenación episcopal en que el Evangelio se mantiene sobre la cabeza de nuevo ordenando, que está arrodillado bajo el libro abierto. El cardenal Re venía a decir que todo el ministerio del obispo se sitúa bajo la la palabra de Dios, con el único propósito de anunciarla, proclamarla y vivir en fidelidad.

Dijo que la imagen del libro abierto de la Palabra hace pensar en el tejado de una casa: “La Palabra de Dios es para nosotros obispos la casa de la que salimos cada mañana para ir a encontrar el rebaño que nos ha sido confiado y la casa a la que volvemos cada noche”.

“La palabra es ese tejado seguro bajo el que nos refugiamos en las tormentas de la vida y es el lugar íntimo donde nuestras relaciones, recuerdos y sentimientos, así como nuestras ansiedades y preocupaciones pastorales se reúnen, permitiéndonos encontrar allí el refrigerio de Cristo para nuestra alma y la energía para afrontar los problemas y retos asociados con nuestro ministerio”.

Cuando el cardenal Re dijo estas palabras, noté que muchos padres sinodales movían silenciosamente la cabeza asintiendo.

Siempre tuve gran respeto y admiración por el cardenal Marc Ouellet, el arzobispo de Quebec y relator general de este sínodo. Lo que hizo este miércoles en el Aula, en presencia de toda la asamblea y de Benedicto XVI, fue un auténtico “tour de force” que dejó a mucha gente alucinada.

Ya había realizado el discurso de apertura del sínodo en latín el pasado lunes, en el que subrayó los temas mayores y las direcciones del presente sínodo. En la tarde del miércoles hizo –en impecable latín- un discurso de 70 minutos llamado “Relatio post disceptationem” (relación tras el debate).

Mucha gente necesitaría un mes para procesar todo lo que hemos oído en los últimos diez días en la sala del sínodo. Algunos obispos presentes aquí dijeron que no podían imaginar cómo reunir la miríada de pensamientos, sugerencias, ideas que emergieron de este grupo internacional. El cardenal de Quebec y su equipo trabajaron sin parar los dos últimos días para reunir la mayoría de los datos de las doscientas intervenciones sinodales. El día anterior terminaron de trabajar a las 3 de la mañana.

El resultado fue una obra maestra, una presentación integradora que empieza la siguiente fase del sínodo y la formulación de las propuestas que serán presentadas al Papa la próxima semana. Estas propuestas, entre las que hay una de Benedicto XVI, son luego usadas como la base de la exhortación apostólica postsinodal que escribirá el Papa.

Entre los nuevos aspectos que han surgido en este sínodo están las excelentes cuestiones síntesis para la reflexión que se hallan al final de cada sección del informe de 38 páginas del cardenal Ouellet.

Este jueves, una rueda de prensa especial en la Oficina de Prensa del Vaticano ha presentado formalmente la “Relatio”, y un equipo de cardenales y obispos que están involucrados en posiciones clave de la asamblea han respondido a las preguntas de periodistas de todo el mundo.

En el panel de la rueda de prensa ha estado formado por los cardenales William Levada, prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe; George Pell, arzobispo de Sydney, Australia; los arzobispos Odilo Pedro Scherer de São Paulo, Brasil; Peter Turkson de Cape Coast, Ghana; Diarmuid Martin de Dublín, Irlanda y el obispo Luis Antonio Tagle de Imus, Filipinas. ¡Qué alineación de primera!

Este diario ha llegado a la gente de todo el globo, muchos de los cuales me han escrito a mí o a Zenit en Roma para decirnos: “Pareciera que estamos en el aula del sínodo contemplando el despliegue de este gran acontecimiento”. Esta era la idea: compartir la experiencia y su gran significado para la Iglesia universal.

Esto nunca habría sido posible sin el apoyo y ánimo del servicio de noticias de Zenit y de mucha gente que trabaja en el Vaticano y reconoce el poder de las palabras y de la comunicación.

No podemos esconder esta luz debajo de un celemín, como hacemos con muchas buenas historias de la Iglesia. No queda tiempo para hacer respuestas personales a los mensajes que llegan cada día. Sepan sin embargo que son recordados en la oración ante la tumba de San Pedro y de muchos otros grandes personajes que llenan este sagrado espacio bajo la basílica de San Pedro.

¡Permanezcan en contacto para recibir más palabras sobre la Palabra!

Por Thomas Rosica, CSB, traducido del inglés por Nieves San Martín

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ZENIT Staff

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