El Sínodo de la Palabra se abre a los movimientos

La Palabra de Dios, clave para entender estas realidades

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CIUDAD DEL VATICANO, viernes 17 de octubre de 2008 (ZENIT.org).- El Sínodo de los Obispos ha escuchado la experiencia de nuevas comunidades y movimientos en el anuncio de la Palabra de Dios, renovando la vida de millones de personas, en ocasiones muy alejadas de la Iglesia.

Camino Neocatecumenal

Este viernes resonó en el aula sinodal el testimonio de Kiko Argüello, iniciador del Camino Neocatecumenal, cuyos estatutos han sido aprobados recientemente por la Santa Sede como uno de los frutos del Concilio Vaticano II.

El centro de esta experiencia de vida cristiana, ilustró el oyente en el Sínodo, está en el anuncio de que «Dios ha resucitado de la muerte a Jesús y le ha constituido Kyrios«, Señor, «para que se pueda anunciar a todos los hombres la conversión a la vida eterna: Dios nos lo hizo vivir y experimentar con gran sorpresa y maravilla en medio de los pobres de las chabolas de Palomeras Altas en Madrid, donde descubrimos el trípode sobre el que se basa la vida cristiana: palabra de Dios, liturgia y comunidad».

De este modo, explicó al Sínodo, «uno de los tres pilares del Camino es la Palabra de Dios, celebrada en pequeñas comunidades», aclarando que el Camino constituye un itinerario que permite ver los hechos de la propia vida bajo la luz de la Palabra, Cristo.

El Camino Neocatecumenal ha sido el movimiento más citado en las intervenciones de los obispos ante la congregación, siempre positivamente, a causa de la renovación que está trayendo en el descubrimiento o redescubrimiento de la Palabra. También ha sido frecuentemente citado el Movimiento de los Focolares.

Movimiento de los Focolares

En la asamblea está participando precisamente como oyente Maria Voce, presidente de ese Movimiento, quien ilustró el 14 de octubre cómo su fundadora, Chiara Lubich, «junto a un pequeño grupo de compañeras, emprendió un camino espiritual signado por un profundo redescubrimiento y vida del Evangelio», en plena segunda guerra mundial.

«Como resultado de esta vida nació una comunidad formada por aquellos que, al entrar en contacto con ellos, comenzaban a su vez a vivir el Evangelio con empeño y entusiasmo, comunicándose entre ellos las numerosas experiencias sorprendentes», aclaró.

«La costumbre de comunicarse mutuamente las experiencias que nacen de la vida de la Palabra, contribuye a suscitar una evangelización cada vez más auténtica», explicó.
Chiara Lubich presentaba su movimiento como otra María: «todo Evangelio, nada más que Evangelio y, porque es Evangelio, no morirá».

Comunidad de San Egidio

El sínodo ha escuchado también a Andrea Riccardi, fundador de la Comunidad de San Egidio, quien reconoció que «actualmente la gente se encuentra perdida, tiene miedo al futuro. Hablamos de las dificultades para evangelizar».

«Pero la gente quiere escuchar. ¿Cómo ayudarla?», se preguntó. «Nutriéndonos nosotros mismos de la Palabra de Dios», respondió. «El pueblo escucha a quien la ama».

«En algunos cristianos y ministros de la Palabra, no se siente este gusto –aclaró–. No hay más que escuchar algunas predicaciones. Sólo existe una manera para todos: la asiduidad de la lectura durante toda la vida. Quien escucha la Palabra sabe hablar a los corazones».

«Evangelizar no es una técnica, sino un desbordamiento de la Palabra. El Sínodo puede ser el momento oportuno para hacer madurar en el pueblo de Dios una nueva época de amor por la Escritura».

Sodalicio de Vida Cristiana

Entre los fundadores de movimientos presentes en el Sínodo se encuentra Luis Fernando Figari Rodrigo, superior general del Sodalicio de Vida Cristiana, de Perú, explicó que «la Palabra de Dios escrita por inspiración del Espíritu, interpela lo profundo del ser humano y lo invita al apasionante e indescriptible encuentro con el Señor Jesús».
«En este camino es fundamental la maestría en un silencio activo que implica no sólo escuchar debidamente sino hacerlo in Ecclesia, abriendo el corazón a la interiorización y adhesión a la Palabra de Dios».

«La Virgen María es el modelo de escucha, y respuesta a la Palabra de Dios», constató.

Renovación Carismática
Michelle Moran, presidenta de los Servicios de la Renovación Carismática Católica (ICCRS), con sede en Roma, quien insistió en «la relación fundamental que existe entre el Espíritu Santo y la palabra de Dios».

«La Renovación Carismática ayuda a promover una nueva apertura a las gracias y a los dones del Espíritu Santo».

«Está trabajando para producir recursos que ayuden a las personas no sólo a tener acceso a las Escrituras, con todo lo que tiene de importante, sino también a vivir experiencias que cambien su vida a través del encuentro con la Palabra de Dios en la potencia del Espíritu Santo».
«Cuando las personas se llenan de fe, sienten hambre de la Palabra de Dios. Algunos no consiguen saciar esta hambre a causa de una predicación en las homilías insuficiente».

«Para que la predicación sea algo vivo se requieren apertura y docilidad a la fuerza del Espíritu Santo».

Por eso, Moran sugirió que «se ofreciese a todas las personas comprometidas en el ministerio de la predicación y de la proclamación la posibilidad de experimentar en su vida una renovación del Espíritu Santo».

Comunidad Shalom

En el Sínodo también participa Moysés Louro De Azevedo Filho, fundador y moderador general de la Comunidad Católica Shalom, de Brasil, quien explicó cómo «a través de los movimientos eclesiales y las nuevas comunidades miles de personas han hecho un camino de encuentro con Jesucristo vivo, y descubierto la alegría de ser Iglesia».

«Este encuentro personal con el Resucitado», aclaró, «es el evento que transforma a la persona en discípulo, haciéndole descubrir la belleza y la fuerza de su Palabra».
«A partir de esta experiencia nace en el corazón del discípulo de Cristo la necesidad vital de alimentarse de la Palabra de Dios y al mismo tiempo se siente impulsado a encontrarla en una lectura orante de la Sagrada Escritura, en la Liturgia Eucarística, y en el compromiso misionero de testimoniar la Palabra con firmeza y valor».

Comunión y Liberación
Como padre sinodal, por nombramiento de Benedicto XVI, participa el sacerdote Julián Carrón, presidente de la Fraternidad de Comunión y Liberación, quien habló ante la asamblea el 8 de octubre.

«La interpretación de la Biblia es una de las preocupaciones más sentidas hoy por la Iglesia», reconoció.

Presentó el desafío que plantea la interpretación moderna de la Sagrada Escritura con estas palabras del entonces cardenal Joseph Ratzinger: «¿Cómo puedo alcanzar una comprensión que no esté fundada en el arbitrio de mis presupuestos, una comprensión que me permita verdaderamente entender el mensaje del texto, dándome algo que no venga de mi mismo?».
Respondió citando el Concilio Vaticano II: «Es Cristo quien completa la revelación con su total presencia y manifestación personal, con palabras y obras, señales y milagros, y, sobre todo, con su muerte y resurrección gloriosa de entre los muertos; y finalmente, con el envío del Espíritu de verdad».
«Este acontecimiento no pertenece solamente al pasado, a un momento en el tiempo y en el espacio, sino que permanece presente en la historia, transmitiéndose a través de toda la vida de la Iglesia que lo acoge», dijo Carrón.

«La experiencia del encuentro con Cristo presente en la tradición viva de la Iglesia es un acontecimiento y se convierte, por tanto, en el factor determinante de la interpretación del texto bíblico», concluyó.

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ZENIT Staff

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