“En los exorcismos, los laicos tienen un papel indispensable”

Entrevista al exorcista Tiziano Repetto, SJ

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ROMA, viernes, 24 octubre 2008 (ZENIT.org).- Los laicos “bien dispuestos y movidos por una verdadera devoción y piedad y no por curiosidad morbosa” pueden participar y orar junto al exorcista, y este es un signo tangible de que toda la Iglesia reza por nuestros hermanos ‘demonopáticos’.

Lo afirma el padre jesuíta Tiziano Repetto, que vive y trabaja en Roma. Tiene 46 años y, desde hace cuatro, se ocupa de exorcismo.

El sacerdote recibe cada día llamadas de personas que consideran sentirse enfermas a causa del demonio. Y en la mayor parte de los casos son laicos y mujeres.

El padre Repetto aconseja no olvidar que, para ayudar a los exorcistas, se puede rezar al final de la misa la oración de San Miguel.

–¿Sugeriría que los laicos tengan una participación en los exorcismos como asistentes del sacerdote?

–P. Repetto: Digamos que ya ahora los laicos tienen un papel indispensable Y digo esto por experiencia, porque a menudo cuando se celebra un exorcismo, el ‘demonopático’ desarrolla una fuerza no común, por tanto hacen falta personas robustas que sepan tener quietas a estas personas, con el fin de no atentar a la incolumidad del exorcista y de quienes le rodean.

Yo empecé justo así, colaborando con los exorcistas (y recibiendo también muchos golpes…). Si se trata de mujeres afectadas es mejor que las sujeten mujeres si es posible.

Además, como el exorcismo es un rito público, pero sujeto a la privacidad, porque no todos quieren ser vistos mientras blasfeman, vomitan, eruptan, etc, los laicos bien dispuestos y movidos por una verdadera devoción y piedad, y no por una curiosidad morbosa, pueden participar y orar junto al exorcista, y este es un signo tangible de que toda la Iglesia reza por nuestros hermanos ‘demonopáticos”.

El Espíritu Santo inhabita en todos, y todos deben hacerse cargo de los hermanos y hermanas que sufren.

–“Y, por tanto te exorcizo a tí inmundísimo espíritu…”. ¿Esta fórmula podría ser dicha por un laico durante un exorcismo?

–P. Repetto: Como ya he dicho otras veces, ningún laico puede pensar usar las fórmulas del ritual del exorcismo Mayor, que está reservado a los sacerdotes con el mandato del obispo del lugar.

Pero, cuando se celebra un exorcismo, con un exorcista autorizado, los laicos pueden privadamente repetir las fórmulas del exorcismo mismo, un poco como puede suceder en la santa misa: la fórmula de la consagración es pronunciada sólo por el presidente y los concelebrantes, pero si un fiel repite privadamente la fórmula de la consagración “Este es mi cuerpo…”, ciertamente participa incluso físicamente en el misterio del Cuerpo y Sangre de Nuestro Señor.

También aquí, repetir la fórmula confiere a la celebración la idea de la Iglesia toda que pide por nuestros hermanos que sufren, aunque en la práctica sólo el exorcista celebra el exorcismo.

Del mismo modo, y todavía más, los sacerdotes que no tienen una mandato para exorcizar, pero asisten a exorcismos, pueden pronunciar las fórmulas que el mismo exorcista dice, mientras que osoos no podrían hacerlo. Hay, de todos modos, en la historia de la Iglesia, excepciones: por ejemplo santa Catalina de Siena tenía el poder de liberar de los demonios, que le fue concedido por el Señor. Hoy se dice que la señora Natuzza Evolo di Paravati tiene este carisma, reconocido en modo oficioso por la Iglesia.

–¿Su propuesta ha tenido alguna respuesta de las autoridades en la materia?

–P. Repetto: Digamos que es una praxis ya bastante corriente en el ambiente. Hay praxis consuetudinarias que no precisan reglamentación, al menos mientras no se cometan abusos. Esto lo he visto hacer ya a un conocido exorcista de Roma. Pero el interrogatorio al demonio «Praecipio tibi, quicumque es…» sólo lo hace el exorcista.

Hay que tener cuidado, especialmente en los grupos de oración de liberación y curación, porque a veces sucede que se cometen abusos porque alguien, laico, llevado por el celo llega a realizar gestos y fórmulas propias de los sacerdotes, mientras que es mejor que cada uno haga su propia tarea..

El 23 de noviembre de 2000, el entonces cardenal Ratzinger publicó una especie de

decálogo que regula actualmente tales oraciones de curación y liberación.

De todos modos, todos, repito, todos los bautizados pueden pedir al Señor, incluso privadamente y sin un sacerdote, que libere a determinado hermano o hermana de las infestaciones diabólicas.

Lo que está sujeto a cautela es el dirigirse directamente al demonio, una criatura sumamente perversa e inteligente, por tanto muy peligrosa… Esto pueden hacerlo los laicos sólo si está presente un sacerdote que preside el exorcismo y por tanto recita las fórmulas del ritual.

En general, todos, laicos y exorcistas deben evitar gestos “ocultistas” que puedan hacer pensar en algún rito de magia. Por tanto el exorcista puede imponer las manos, la estola o un crucifijo, cuando está previsto, puede soplar sobre el “demonopático”, y poco más. No debe asumir actitudes chamánicas, o gestos para la galería, extraños, extravagantes, y no debe inundar con agua bendita al ‘demonopático’. Los laicos, como bautizados, pueden válidamente trazar un signo de la cruz con el pulgar sobre la persona que sufre, como se hace durante el bautismo de los niños.

–¿Cuál es la importancia de los ángeles y de dirigirse a ellos en un exorcismo, especialmente el arcángel Miguel?

–P. Repetto: En el exorcismo, siempre me dirijo a los santos ángeles custodios, a los nuestros, al del ‘demonopático’. Son criaturas que ayudan y protegen siempre.

En especial Miguel, cuyo nombre significa “¿Quién como Dios?”, en respuesta a la rebelión de Luzbel, que pretendió ser como Dios, o si queremos, mejorar y salvarse solo. Miguel es el que arrojó a Luzbel (Lucifer) al infierno y todavía hoy es nuestro aliado principal, además de patrono de la Iglesia, mientras que san Benito es el patrón de los exorcistas.

Cuando fuí al santuario del Monte San Ángel, en Gargano, Italia, donde se apareció el santo arcángel, me traje fragmentos de la gruta de la aparición, que metí en un saquito de cuero. Una vez, extraje el saquito y se lo impuse a una mujer que sufre desde hace muchos años a causa del demonio. El espíritu se manifestó y, sin que la mujer hubiera visto nunca el saquito, dijo desesperado “¡Quítame estas piedras de la cabeza! Pesan una tonelada…”.

–Una curiosidad: el porcentaje de personas que necesitan un exorcismo ¿son casi siempre laicos?

–P. Repetto: De cien casos que examinamos yo y mi equipo, quizá uno o dos necesitan realmente oraciones. Del resto, es soledad, malestar mental, depresión, etc.

Y actualmente recibo de tres a cuatro llamadas telefónicas de personas que consideran que están afectadas por el demonio. Y en la mayor parte de los casos son laicos y mujeres.

La relación hombres/mujeres es más o menos de uno a diez, o sea diez mujeres por cada hombre que viene a mi estudio. Las razones son diversas pero puedo decir que quizá las mujeres, cuando se vengan, son más propensas a recurrir a la magia y al ocultismo, mientras que los hombres sacan los puños y se agreden físicamente.

Son especialmente tristes los casos en los que son los mismos padres quienes ordenan un maleficio contra los propios hijos, porque quizá no están de acuerdo con su matrimonio… Son acciones especialmente desconsideradas y crueles, que producen daños graves porque, en presencia de un vínculo de sangre, el maligno actúa con mayor potencia.

Un fenómeno interesante, pero que no he tenido tiempo de estudiar, es la transmisión por línea femenina de la predisposición a la brujería. Tengo algún caso de este tipo, pero poquísimo tiempo, y dificultades para obtener datos.

Sin embargo, tengo incluso sacerdotes afectados por el maligno.
A menudo han sido víctimas de abusos pedófilos, y son situaciones dolorosísimas porque no logran ni siquiera celebrar la santa misa. He visto incluso un caso muy grave de una religiosa y un fraile atacados en modo gravísimo por el demonio. Gracias a Dios que sus comunidades les están ayudando en todos los modos posibles No es fácil para una comunidad albergar a personas ‘demonopáticas’.

Incluso he oído a exorcistas afectados a su vez por el maligno, con el permiso del Señor. Quizá incluso Milingo está entre ellos. Quizá… No podría asegurarlo. Cuando más avanzo en este ministerio, menos comprendo. Es un gran misterio, el ‘mysterium iniquitatis’, o misterio del mal, no se piense que se pueda explicar o comprender con facilidad.

De todos modos, para tranquilizar a tus lectores, digamos que si se permanece con el Señor, y se lleva una vida de fe, con santa misa y sacramentos, se hace el bien y se evita el mal en cuanto se puede, el demonio no atacará. Cuando alguien me dice que cree en Dios pero que no va a misa, respondo, entre en serio y en broma, que también el demonio cree en Dios, como demuestra el Evangelio, pero no va nunca a misa…

¿Qué hacer para ayudar a los exorcistas? Se puede rezar, en especial, recitando la oración de san Miguel, mejor al final de la santa misa, como se hacía una vez.

Para ponerse en contacto con el padre Repetto o tener mayor información: http://unesorcistarisponde.blogspot.com/

Por Miriam Díez i Bosch, traducido del italiano por Nieves San Martín

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ZENIT Staff

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